Benito Pérez Galdós: Lo prohibido

 


Lo prohibido es una de las novelas más acabadas de Galdós.  Narrada en primera persona por su protagonista, José María Bueno de Guzmán —un solterón despilfarrador y falto de escrúpulos—, la historia se desenvuelve en torno a las relaciones amorosas que éste, a lo largo de cuatro años, mantiene en Madrid con sus tres primas casadas y su progresivo deterioro físico y moral.

En otras ocasiones hemos visto que Galdós sitúa en una mujer el origen del conflicto de sus novelas. Así en Doña Perfecta la protagonista mostraba toda su intransigencia, como en Gloria o en La familia de León Roch o los vicios del aparentar en La de Bringas.  Pero en este caso, aunque al principio nos parece que va a repetir en Eloísa la fórmula de la mujer que no controla el gasto y que prefiere la deshonra antes de perder la posición social (es decir, como en La de Bringas), es José María el que poco a poco se nos va mostrando un ser incapaz de controlar sus impulsos, obsesionado por “lo prohibido” (es decir, las mujeres de los otros)  de tal manera que acabará trastornado, enfermo y empobrecido: bien podían mis apetitos y mi vanidad inducirme a conquistar lo prohibido; pero ser yo la prohibición… ¡jamás! Dice cuando le recomiendan casarse y dejar de ser un donjuán adinerado que despilfarra su fortuna.

Aunque no nos cuenta la historia ese narrador que parece ser el propio Galdós en otras obras, seguimos conociendo a más personajes del universo propio que retrató en sus Novelas españolas contemporáneas. De vez en cuando vemos a La de Bringas, la Marquesa de San Salomó (La familia de León Roch), Manolito Peña, alumno de Manso, y Constantino Miquis, hermano del amable Alejandro Miquis al que conocimos con detalle en El doctor Centeno.

Es alucinante todo el mundo que tenía Galdós en su mente.  No obstante, esta novela no me ha gustado demasiado en cuanto a historia en sí misma. Pero al mismo tiempo me ha hecho sentir que Galdós es un narrador magistral. No es de extrañar que Clarín dijera de Lo prohibido:

Lo que yo juro es que Lo Prohibido es la novela más profunda, más humana, más novela sobre todo, que se ha escrito este año, tan fecundo en novelas, alguna tan excelente como Sotileza.

Después de La Desheredada, es acaso Lo Prohibido el libro más importante, por la pureza, la verdad, la profundidad y la frescura de la composición, entre todos los de esta época de Galdós.

No es que Clarín sea especialmente generoso con su amigo, lo elogia sin medida porque en esta novela Galdós nos describe con detenimiento los cambios sicológicos, los pensamientos, las pasiones y obsesiones que fuerzan a comportarse como se comportan los personajes. Y esto, como sabemos tras leer La Regenta o Su único hijo, es como le gustaba escribir novelas a Clarín.

En algún momento consigue hacernos sentir conmiseración por quien en otro momento nos produce repulsión. El propio Jose María se nos va desvelando a sí mismo con una intención moralizante (quizás por eso no me ha gustado demasiado la novela) mostrando cómo el que en un principio podría parecernos un buen hombre munificente, es en el fondo un egoísta que se deja arrastrar por sus pasiones y acaba desequilibrado y enfermo.

En contraste, la pareja Camila y Constantino, especialmente ella, que se nos describen como personas algo burdas y poco cultivadas, son un monumento a la virtud. Sigue diciendo Clarín:

Camila es, sin duda, la mujer más hembra, más graciosa, más viva y fuerte que ha pintado hasta ahora ningún novelista español moderno.

Nos choca ese oasis de frescura, libertad y amor. Aunque está sometido a las tensiones de los celos y los peligros “de la vida social”, hay una fuerza sana y feliz que no puede más que generar nuestra envidia. Una pareja ideal, moderna, capaz de sobreponerse a cualquier problema gracias, aunque suene cursi decirlo, a su amor.

Muy recomendable.

 

 

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