Benito Pérez Galdós: Gloria

 

Se consideran las primeras novelas de Galdós novelas de tesis o ideológicas. Entre estas ya leí la sobrecogedora Doña Perfecta (1876). A quien siguió en la tremenda producción galdosiana Gloria (1876-1877).  A mi juicio esta última es el ejemplo perfecto de una novela ideológica. Como dijo Clarín en uno de sus Solos de Clarín dedicado precisamente a esta novela (Gloria),

Algunos autores, pocos todavía -pero ya serán muchos-, sintiéndose llenos de fuerzas adecuadas, han emprendido la meritoria empresa de remover y conmover la conciencia nacional.

Y cierto es que Doña Perfecta te sacude irremediablemente y Gloria llega a cabrearte en algún momento. El tema de Gloria es lo “irreconciliable” que son (o eran) las religiones. En particular la judía y la cristiana. En este caso el amor va a ser incapaz de vencer el abismo que ambas religiones presentan. Junto al problema del reconocimiento de Cristo como hijo verdadero de Dios o un farsante (ciertamente irresoluble), nos encontramos el rechazo y persecución por parte del pueblo, de toda la sociedad española, a los judíos.

Sé que al hablar del tema de esta novela es fácil que un posible lector desista. Pero sigo citando a Clarín:

La concepción de esta novela, que se llama Gloria, es muy grande, muy bella, muy importante; el desempeño, lleno de dificultades, ha sido felicísimo, casi diríamos perfecto.

Yo no sé si habrán sido análogas reflexiones las que han llevado a un ilustre crítico a la afirmación categórica de que Gloria es una de las mejores novelas españolas contemporáneas; de todos modos, mucho nos lisonjea el hallarnos conformes con la opinión de tan autorizado escritor.

Es Gloria un cuadro de tan acabados términos, de toques tan inspirados y oportunos, tan discretamente pensado, con tal gracia concluido, que sería difícil quitar ni poner cosa alguna.

Un escritor que con tan grande talento, con tan sano criterio y con tan altas miras se consagra, denodado y decidido, al servicio de la justicia, de la verdad y de la belleza, es ya gloria de las letras y adalid de la civilización.