Benito Pérez Galdós: Miau

 


Se me está convirtiendo leer a Galdós en una dependencia. Me pasó con Saramago y me pasa también con un joven escritor del que leo cada libro que publica Guillermo Aguirre (y que ya sé que va a sacar su nuevo libro dentro de poco, el cuarto). Son ejemplos que tienen poco que ver, pero a veces me pasa que no puedo dejar de leer a un autor, aunque me empeñe en no hacerlo. Con Galdós la cosa puede ir para largo…

Después de Lo prohibido publicó Galdós Fortunata y Jacinta. Hace ya más de dos años que me leí su obra maestra y por mi mente pasó la idea de volverla a leer. Pero me ha motivado más leer algo nuevo de lo mucho que me queda todavía. En Wikipedia nos dicen que tras Fortunata y Jacinta publicó Galdós Celín, Tropiquillo y Theros. Pero es una colección de historias que no tiene nada que ver con las Novelas españolas contemporáneas. En el enlace vemos que la siguiente incluida es Miau.

Por lo que parece, Galdós escribió esta novela breve en cinco semanas. La consideraba una obra menor. Pero sus críticos y amigos la elogiaron como lo hicieron con otras de sus obras. La estructura es bastante curiosa pues el foco de atención va cambiando durante toda la narración. Empezamos viendo cómo se meten en la escuela y en las calles con Luisito Cadalso. Le llaman Miau, porque a sus tías les llaman así cuando van al teatro observando todo con “cara de gato”. Luisito es un niño especial que sufre desmayos con alucinaciones. En esas alucinaciones ve a Dios. Un Dios campechano que le aconseja estudie más para que así su abuelo encuentre trabajo.

Luisito es nieto de Ramón Villaamil, un pobre hombre cesante, al que no le dan trabajo por no ser “adepto” al régimen. Le faltan unos meses para tener derecho a la jubilación. Pero el último cambio de régimen en España lo ha alejado de los ministerios (políticamente hablando) y nadie confía en él lo suficiente para darle un empleo (es demasiado honrado). Ya ha aparecido antes, no lo recuerdo muy bien, pero andaba entre los muchos personajes secundarios de Fortunata y Jacinta.

Ramón está casado con Pura. Pura tiene algo de La de Bringas, y cuando hay dinero en casa es incapaz de guardar para cuando hace falta.  Tiene varias hijas. Una de ellas se casó con Víctor Cadalso, el padre de Luisito. Un vividor, funcionario corrupto, que al morir la madre del niño se va a Provincias a enriquecerse como parece ser lo normal en aquel momento en España tal y como denuncia Galdós.

A Víctor, por la última fechoría, le hacen abandonar el trabajo en provincias y reaparece en casa de sus suegros. Él tiene dinero, aparentemente de sus desfalcos y/o de una relación con alguna rica casada. Mientras vuelve a estirar de los hilos de la administración en busca de nueva colocación, tontea con su cuñada que aunque está prometida no puede dejar de sentirse atraída por el galán adinerado. Como le da dinero a la suegra, es aceptado en la casa, a pesar de las reticencias de D. Ramón. Pero poco a poco vemos que su intención no es buena y que, en su ascenso funcionarial, echa mano del apoyo de su hermana y marido que están engatusados por Luisito a quien pretende “venderselos" para pagar sus favores.

Como vemos no es una historia simple. Hay bastante complejidad entre todos los personajes. Quizás Galdós la consideraba una obra menor porque la termina abruptamente…Yo me atrevo a decir que Palacio Valdés se nutrió de algunos caracteres de esta novela cuando escribió El maestrante y El origen del pensamiento

 

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