Armando Palacio Valdés: El maestrante

 


En el prólogo a El origen del pensamiento, Entrambasaguas habla de El maestrante en estos términos:

El autor se lanzó a un naturalismo morboso hasta estrellarse por tan fácil como repelente camino. […] donde sólo aparece el horror mismo […] nos queda un imborrable recuerdo de horror y repugnancia.

No es de extrañar pues que en las Obras selectas no esté esta novela. Y la verdad, será por morbosidad o simple curiosidad, pero el prologuista me ha hecho leerme este libro realmente terrible. Creo que en momentos uno puede calificarla de gore. Cosa que me ha sorprendido y descolocado un poco, ya que mi opinión sobre Palacio Valdés era la de ser un escritor que optaba por los personajes virtuosos que, frente a la maldad de envidiosos, interesados y otra gente vituperable, obtenían siempre la victoria.

En El maestrante hay un adulterio y una hija ilegítima. En una jugada poco verosímil, la niña aparece en la casa de la madre (adinerada) llevada por el padre (un conde). La niña es adoptada. Palacio Valdés describe la alta sociedad de Lancia (Oviedo). En esta ocasión no se salva ni el apuntador. Nadie tiene un comportamiento virtuoso. Ni el Conde de Onís, que en ningún momento, salvo al final (inútilmente), es capaz de tomar esas decisiones valientes a las que el autor nos tiene acostumbrado en sus otras novelas. Eso sí, ante las monstruosidades que Amalia (¡la madre de la pobre niña!) y alguna criada cometen, nos parece un santo.

Como dice Entrambasaguas, la novela es un horror que no me atrevo recomendar…. Pero no es más que una novela de 1893.

 

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