Concha Espina: El metal de los muertos

 


Estos días se ha concedido el Premio Nobel a la escritora surcoreana Han Kang de la cual conocía su novela La vegetariana. Concha Espina estuvo nominada al Nobel en varias ocasiones. Ya conté hace tiempo que desde que me regalaron La caverna de Saramago, me he interesado por todos los escritores y escritoras que han sido galardonados con este premio. De Concha Espina ya reseñé La niña de Luzmela y La esfinge Maragata. El metal de los muertos (1920) me ha entusiasmado y me ha hecho pensar que solo por esta novela (“aparentemente” a Kang se lo han dado por La vegetariana) Concha Espina se merecía el Nobel. Porque si uno echa un vistazo a los premiados puede ver que en el ánimo de algunos (si no de todos) estaba el intentar cambiar la sociedad o denunciar las injusticias. Y ese valor, debería ser uno de los motivos de la concesión del premio.

Algunos consideran que la “novela social” comienza en España con esta magnífica obra de Concha Espina.  Sin lugar a dudas es una exageración, pues si algo jalona nuestra historia de la literatura son obras en las que aparece una componente social y/o de denuncia. Puede que sea la primera que habla del sindicalismo minero.

Concha Espina quiere dar a conocer la situación de las minas de Riotinto durante la huelga de 1920. Magistralmente nos cuenta lo que ocurría en este país y nos hace sentir como si estuviéramos viviendo, hoy en día, en un país africano (por ejemplo) en el que las multinacionales hacen lo que quieren y lo gobiernos les dejan hacer. En vez de preocuparse por el bienestar de sus ciudadanos lo hace por los empresarios que explotan sus recursos. Espina no quiere que su libro sea ni un ensayo ni un panfleto. Ante todo quiere escribir una novela… Como heredera, en parte, de los folletines del XIX nos presenta el amor de dos luchadores natos, no solo de su amor, sino también de la justicia social: Aurora y Gabriel Suárez.

 


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