Braulio Foz: Vida de Pedro Saputo

 


Leemos en la Meditaciones del Quijote:

No había habido en los españoles durante los primeros cincuenta años del siglo XIX complejidad, reflexión, plenitud de intelecto, pero había habido coraje, esfuerzo, dinamismo. Si se quemaran los discursos y los libros compuestos en ese medio siglo y fueran sustituidos por las biografías de sus autores, saldríamos ganando ciento por uno.

De estos años solo me he leído (hasta ahora) El señor de Bembibre y La gaviota. Esta última, precisamente, se considera el inicio del fin de una desdichada época novelística española. La primera, una de las excepciones de cierto valor (pero Ortega tiene razón en alabar la vida de los autores como la de Enrique Gil y Carrasco), según los cánones habituales de la historia de la Literatura Española. Si vamos al Tomo V de Historia y crítica de la Literatura Española, dedicado al Romanticismo y Realismo, hay un capítulo titulado: ‹‹Los raros››: Braulio Foz y Ros Olano escrito por Francisco Ynduráin y Mariano Baquero Goyanes. Por suerte he tenido acceso a la edición en Cátedra de Vida de Pedro Saputo (que podéis leer online). Braulio Foz también tiene una biografía destacable.

Vida de Pedro Saputo es una muy entretenida novela impregnada del aroma cervantino, así como de nuestra literatura picaresca tradicional.  Está dividida en cuatro libros en los que se nos narra toda la vida conocida del “héroe” aragonés.  

Hijo de padre desconocido, y de madre: una virgen o doncella que vivía sola porque había quedado de quince años sin padre ni madre, y era pobre, no teniendo más bienes que una casita en la calle del Horno de afuera, y manteniéndose con el oficio de lavandera y el de cocinera de todas las bodas y de las grandes fiestas del lugar; en su juventud cantaba con mucha gracia porque tenía una voz extremada y tocaba el pandero como una gitana. Con estas habilidades nunca le faltaba lo necesario, y algún regalo y buen pasatiempo. Iba muy aseada; no envidiaba nada a pobres ni a ricos; todos la querían bien, y ella no quería mal a nadie. 

Pedro Saputo destaca, desde niño, por su inteligencia y carácter. Autodidacta, no desdeña la labor de los maestros, pero sabio como era (de ahí lo de Saputo), le basta unos días para aprender todo lo que le pueden enseñar y superarlos. Así, poco a poco, el joven Pedro se convierte en un dechado de virtudes. Música, pintura, oratoria no son las únicas disciplinas que domina a la perfección, también es un virtuoso en fuerza física y agilidad. Ánima inquieta, como no podría ser de otro modo, Pedro Saputo, como el Quijote (pero más), saldrá a recorrer el mundo en diversas ocasiones. En todas ellas aprovechará el conocimiento de los maestros con que se encuentra y aprenderá todos los oficios y artes.

Braulio Foz, quien desde el principio se nos presenta como narrador, encabeza prácticamente todos los capítulos con un breve introito en el que nos da su parecer, sus consejos, y su opinión sobre la veracidad o posible apocrificidad de lo que se cuenta. Aunque se detalla con precisión los lugares por los que pasa Pedro Saputo, y ¡recorre toda España!, no tenemos ningún referente temporal; lo que nos produce una sensación de historia próxima y no que estamos leyendo algo demasiado antiguo y desfasado.

Muy recomendable.

 


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