D. Redondo: Todo esto te daré

 


 "...todo fluye en el pazo, la vida pasa, es serena y sin sobresaltos y era lo que yo necesitaba o al menos así lo creí un tiempo."

Hace unos años leí con fruición la trilogía del Batzan (El guardián invisible, Legado en los huesos y Ofrenda a la tormenta). Digamos que si el objetivo principal del arte, y por tanto de la creación literaria, es generar sensaciones, se han de admitir por lo menos dos maneras de lograrlo. Una centrada en los hechos y la otra en nosotros (receptores). La primera, si está bien hecha, te ha de llevar de la mano por los acontecimientos y estos son los que te van a hacer sentir. La otra ha de apañárselas para llegar a ti. Obviamente, no son excluyentes.

Dolores Redondo intenta en sus obras llevarnos de la mano y atraparnos en una trama que nos hace sentirnos protagonistas. Con más éxito en la trilogía que en esta ocasión, hemos de reconocer que lo sabe hacer bastante bien. Quizás en esta novela ha optado en ocasiones por la retórica y lo único que ha logrado ha sido deslucir el producto. Aunque si tenemos en cuenta que ganó el Planeta en 2016 con Todo esto te daré, quizás esté yo equivocado.

La novela tiene ciertas peculiaridades que te hacen pensar en una disposición muy bien pensada de sus elementos: un matrimonio de hombres (uno escritor Manuel, el otro empresario Álvaro), Madrid-Barcelona-Galicia como localizaciones, un pazo como pequeño universo, una familia aristocrática que mantiene una relación cuasi medieval con su entorno y un guardia civil, que se jubila nada más empezar, Nogueira, empeñado en que haya, tras el accidente que ha causado la muerte de Álvaro, un misterio y en desentrañarlo. Vista la estructura globalmente hay que rendirse a la evidencia del buen saber hacer de Dolores Redondo.

Este buen saber hacer no se limita exclusivamente a la estructura. También lo encontramos en la creación de los personajes. Aunque la mayoría de ellos han de ser planos para representar bien su papel, con agrado descubrimos, en el caso de Nogueira, a un hombre con más dimensiones. En su caso, las apariencias engañan. Poco a poco vamos conociendo detalles interesantes que lo convierten en un muy buen personaje secundario.

Lástima que Manuel no le haya salido, a mi juicio, “redondo” a Dolores. Quizás por eso no me ha entusiasmado la novela. Porque toda la historia gira alrededor de este hombre que, a pesar de ser un escritor de éxito, no sabe nada de su marido y cuando es consciente de ello adopta una estúpida posición que, evidentemente, es más necesaria a la autora que propia de una persona, digamos, real. Cierto que asistimos a cierta lucha interior entre el amor y el odio que siente hacia Álvaro e incluso un auto descubrimiento de egoísmo típico de “escritor” pero, aunque no sé el porqué, no he llegado a empatizar con él.  

En conclusión, una bien escrita trama, elaborada con buenos ingredientes que entretiene pero que no llega a emocionarnos.

 

 

 

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