J.L.L. Aranguren: Moral de la vida cotidiana

 


Cuando era pequeño a veces veía en la televisión a Aranguren. Su aspecto llamaba mi atención. Por alguna razón que no recuerdo, pero que ha de ser mediática, este hombre empezó a caerme mal. Ni idea del porqué. Necesitaría algunas sesiones de hipnosis o de sicoanálisis para descubrirla. El hecho se ha mantenido en el tiempo. Cuando leí Ética mínima me salté el prólogo escrito por J. L. L. Aranguren. Pero al devolver el libro a la biblioteca, animado a leer alguna cosa más sobre Ética, me llamó la atención este librito suyo. El título, un guiño sin duda al interesante estudio de Freud Psicopatologia de la vida cotidiana, me convenció.

El libro tiene dos partes. En la primera nos encontramos con unos apuntes de un curso que impartió el profesor en la Universidad de Cantabria. Es la más importante e interesante, pues la segunda parte es un batiburrillo alrededor de la religión, materia que por lo visto interesó mucho a Aranguren.

A continuación, cito algunos párrafos:

El mundo de la vida cotidiana es un escenario en el que cada uno de nosotros intenta representar bien su papel, es decir, "quedar bien".

Ya se ha hecho notar que, para esa cotidiana competición, se puede estar, en principio, bien o mal equipado, tener o no «buena fachada»; tenerla y saber que se tiene, vivir cotidianamente instala do en esa seguridad y a partir de ella. Mal equipado es el marcado por un estigma (Goffman), individualmente el que padece defecto físico o defecto de carácter, individual y socialmente, el que pertenece a una etnia o grupo social considerado, en la sociedad racista, inferior, la mujer en las sociedades machistas (casi todas), los pobres, oprimidos y explotados, o marginados en las sociedades (casi todas) de estamentos o clases dominantes y, en fin, el desviado de los mores establecidos: por ejemplo, el homosexual.

Teatro de la vida, teatro del mundo. En este teatro, mientras la representación dura, hay, suele haber toda clase de escenas. Sin embargo, predominantemente, la vida cotidiana es comedia de costumbres, en tanto que la vida existencial y el ahondamiento en la cotidiana es, según predominen la esperanza o la angustia, drama o tragedia. Pero antes, y también simultáneamente, es novela, novela autobiográfica, autonarración.

Aranguren analiza a continuación, como hacía Adela Cortina en su libro, las consecuencias del fin de un estado religioso y la secularización de la vida. En esas circunstancias, a su juicio, la dimensión moral se individualiza. Cada uno de nosotros tenemos que buscar en la dimensión interior el desarrollo moral. Al perder la vida la dimensión trascendental religiosa, nuestro papel tiende a la cotidianidad y la rutina. De ella salimos a través de la aventura, los viajes o los espectáculos...

A partir de aquí Aranguren va saltando de un sitio a otro. Analiza la fiesta, el deporte, la agresividad para pasar en la segunda parte al sentir religioso y los problemas que la modernidad y postmodernidad plantean.

Se nota, especialmente en la primera parte, que todo el libro es la trascripción de unas charlas. Frente a la magnífica prosa didáctica de su alumna Adela Cortina en Ética mínima nos encontramos aquí una prosa autocomplaciente. Se nota que hay un público que escucha atento y es ya conocedor del tema. Nada de didáctica ni pedagogía. Ahí está el profesor hablando a los alumnos del tercer ciclo o de lo que hoy en día sería un máster… Lástima porque el tema es muy interesante.

 

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