Sara Mesa: Un amor

 


De Sara Mesa ya me he leído Cara de Pan (2018) y Cicatriz (2015). Me parece una escritora muy interesante. Sin lugar a dudas hay en su obra un intento de crear un universo propio con una voz muy personal.

Un amor (2020) ha sido considerada por algunos la mejor novela de 2020. Sin embargo, también tiene sus detractores. Acostumbrado por mis últimas lecturas a la excelencia de la novela decimonónica española, he de confesar que esta novelita corta me ha parecido muy pobre narrativamente hablando. Puede que sea este un defecto general de su prosa y al mismo tiempo su sello personal.

Sara te sitúa a corta distancia de Nat en vez de a la distancia habitual del narrador tradicional. No quiere mostrar al personaje en el contexto y que la observemos actuar. Quiere hacernos partícipes de sus dudas y paranoias. Si Nat fuera una mujer fuerte, con un carácter elogiable, con una vida de envidia, seguro que nos sentiríamos muy bien tan próximos a ella. Pero Nat se nos presenta como una mujer débil, que huye de algo de lo que no se siente orgullosa, sin saber lo que quiere, ni reaccionar ante los comportamientos extraños de sus vecinos. Es una pobre mujer tomando decisiones que se convierten en errores en vez de escalones sobre los que afianzarse como una nueva mujer enérgica.

Para empeorar la impresión, los “giros narrativos” se nos presentan como experimentos disimulados de la verdadera escritora. Ahora el casero viene a pavonearse como el gallo en su corral, el vecino amable la mira por encima del hombro, el vecino distante le propone que le pague con sexo el arreglo de las goteras, el perro ataca a una niña…

Nat ha querido renacer. Empezar una nueva vida en otro lugar con otro trabajo. Pero todo le ha salido mal. Solo al final hay un atisbo de esperanza. Puede que haya descubierto que para rehacerse una necesita creer y querer realmente hacerlo sabiendo lo que se quiere ser.

Alcanza cierta forma de paz, una revelación. Entonces, de improviso, el robo que cometió en el pasado adquiere todo su sentido. Ahora sabe leerlo.

Comprende que no se llega al blanco apuntando, sino descuidadamente, mediante oscilaciones y rodeos, casi por casualidad.

Ve con claridad que todo conducía a ese momento. Incluso lo que parecía no conducir a ninguna parte.

Como en un libro no hay nunca un único tema no quiero acabar la reseña sin comentar el título. Puede ser que la intención de Sara Mesa al titular el libro Un amor, haya sido la de mostrar que lo que hay tras millones de matrimonios o parejas son relaciones de sumisión, de intercambio, trueques que “la buena gente” llamamos con ese epígrafe.

 

 

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