D. Foenkinos: La delicadeza




Supongo que nunca sabré qué sensaciones me hubiera producido la lectura de La delicadeza antes de la lectura de Charlotte. En el orden que los he leído, prefiero Charlotte. Pero tengo la sospecha de que si el orden hubiera sido el inverso la preferencia también hubiera cambiado. Quizás el futuro me depare la suerte de comprobarlo…

Si nos situamos en el momento justo, reconoceremos en este libro la consagración literaria de Foenkinos. Si me sitúo en el momento que marcan mis últimas lecturas he de reconocer que tras Tala, La delicadeza es un masaje; tras La ridícula idea de no volver a verte, la protagonista, Nathalie, es una versión moderna de M. Curie, de R. Montero, es decir, es una representación literaria de una mujer que pasa por la pérdida dramática del ser amado y tiene que anteponerse, desde su fortaleza, a la vida en todas sus dimensiones: la laboral, la social y la sentimental. 

Creo que lo que muestra (además) que La delicadeza es un buen libro es que, a pesar de que ya han pasado 10 años desde su publicación, su lectura sigue siendo actual. Desde el inicio hasta el final nada nos hace pensar que lo narrado está anticuado o pertenece a un mundo superado. Y aunque quizás este pensamiento sea originado por la lectura próxima de Bernhard, creo que evidencia el mal que supone que la venta de libros esté dirigida por principios mercantilistas y haga desaparecer (publicitariamente) del mercado títulos como este.

                                                                                                                                                 

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