Émile Zola: Germinal

 


Me maravillaba hace ya unos meses de la emoción y fuerza con la que Concha Espina nos narraba la lucha sindical en las minas de Riotinto en su novela El metal de los muertos. No conocía o recordaba ninguna novela que hubiera tratado ese tema con antelación. Y ahora, al leer este clásico de Zola de 1885, Germinal, he descubierto una emblemática novela que trata de algo parecido. De hecho casi diría que es la misma novela: una ocurre en Francia y la otra en España. Y no con ello quiero acusar de “plagio” a Concha Espina; no creo que nadie sea tan estúpido como para pensarlo. Más bien, quiero hacer ver que son estas dos novelas ejemplo de las novelas que siguen el mismo ideal: presentar el conflicto social en el capitalismo incipiente en el que los elementos implicados no mantienen una relación equilibrada ni justa.

Evidentemente, lo que presentan los autores, es una clase empresarial que no reconoce las necesidades del proletariado al que ve como “esclavos”, cuyas reivindicaciones son inasumibles por ellos porque supondría su ruina. Además se muestra cómo el Estado está al servicio del mundo empresarial y pone los medios para proteger a los propietarios en vez de preocuparse por la vida digna de los trabajadores.

El metal de los muertos me parece superior, como novela, a Germinal.  Posiblemente porque la relación amorosa que nos presenta Concha Espina es mas “bonita” que la que nos muestra Zola. Sin embargo, Germinal acaba con cierto optimismo que no comparte El metal de los muertos y nos deja, por tanto, un mejor “sabor de boca”.

En ambas, a mi juicio, el autor y la autora, consiguen mantenerse a cierta equidistancia y muestran algunas actitudes de los dos bandos reprobables. Así, no se pueden considerar “panfletos” de ideología marxista. Sino novelas de denuncia social, retratos de un mundo mal organizado que, desde aquellos años hasta ahora, si somos justos valorando, hemos, por suerte, mejorado en lo que llamamos primer mundo.

Doble recomendación.


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