Benito Pérez Galdós: Realidad

 


Desde mayo de este año que no leía a Galdós. ¿De verdad? Pues realmente no.

La segunda parte o complemento de La incógnita me ha tenido “atenazado” durante varios meses. Novela dialogada, desarrollada en cinco jornadas, se me ha hecho cuesta arriba. Solo al llegar a la última jornada me he enganchado algo la lectura.

Ya sabemos de la anterior novela, por las cartas de Manuel Infante a Equis, que hay una muerte, la de Federico Viera. Toda esta novela nos explica con detalle los líos y peculiaridades de los personajes principales: Augusta Cisneros y su marido Tomás Orozco y cómo ocurre la muerte del joven amante de Augusta.

Pero, además, hay como dos temas centrales. Por un lado, la justificación o no, de tener relaciones con una mujer casada. Esto se trata casi hasta como algo virtuoso si el marido se lo merece. No como mala persona, sino como mal esposo. El que más vueltas le da es el primo de Augusta que está enamorado de ella y quiere auto-justificarse. Aunque también hay otros que hablan sobre el asunto, pues son varios los que pretenden a Augusta.

El otro gran problema es la mala conciencia de Federico Viera, quien es el que realmente está liado con Augusta. Federico vive en la miseria y, siendo amigo del marido también, sufre cuando aquel se empeña en ayudarle económicamente. Ella sin embargo está entusiasmada con la solución que el ingenuo de su marido propone para beneficiar al amante.

Al final, todo parece indicar que Tomás no es el cándido esposo que todo el mundo piensa que es. Se nos muestra como un personaje superior, capaz de perdonar siempre que se acepte la culpa. Desgraciadamente no todos son como él. La realidad que prevalece es la mentira que en general se prefiere antes de aceptar los errores y confesarlos.

 

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