Pío Baroja: Mala hierba

 


Dice Emilio Alarcos en su discurso de entrada a la Academia titulado Anatomía de La lucha por la vida:

Leemos aquélla (la novela) porque nos entretiene y nos divierte.

Esta sencilla frase que compartimos todos los lectores, me ha llamado la atención porque una de las sensaciones más fuertes que he sentido en la lectura de los dos primeros libros de la trilogía de Baroja ha sido esa, la clara intención del maestro vascuence de entretener.

No obstante, siguiendo la lectura del discurso:

… generalmente hoy, el crítico literario no hace crítica literaria, sino crítica social, política, ideológica, etc., etc. No ve en la novela un objeto de consumo para entretener, para divertir, sino un instrumento de formación del lector hacia determinados fines dentro de la sociedad. Cuando digo entretener y divertir, no pretendo limitar la novela a un plano puramente frívolo e intrascendente. Entretenido y divertido puede ser también lo más profundo y lo más abstruso: cada lector se divierte según sus posibilidades y recámaras. La virtud del entretenimiento en el novelista consiste, por cierto, en ofrecer algo que resulte interesante a diversos grados de profundidad según la capacidad de perforación de cada lector. Lo que debe evitar el novelista es limitarse a entretener sólo a un único nivel de lector, sea el superficial, sea el enrevesado. La buena novela debe servir a ambos: cada uno penetrará hasta donde pueda. Muchos se divierten con Corín Tellado. Otros nos entretenemos mejor con Joyce o con Proust;[…] pero me permito afirmar tranquilamente que ni el Ulises ni la Recherche son novelas.

y aunque en La busca predomine, a mi juicio, el entretenimiento, en Mala hierba nos vamos percatando de otra clara intención de Baroja: la denuncia social y la fundamentación o justificación de las posiciones anarquistas propias del momento. Ya dijo alguien que esta segunda parte es como una segunda tentación. En la primera parte Manuel se aproxima al mundo de los rateros que pululan por los suburbios de Madrid. En esta ocasión, se mezcla con pillos de mayor copete. De nuevo encuentra trabajo y de nuevo se encuentra con los viejos amigos que separados por odios tremendos que les lleva al asesinato, no van a ser capaces de arrastrarlo al pozo sin fondo de la delincuencia. Pero algo hay en Manuel que le hace despreciar también el trabajo.

Por suerte para él se cruza con dos personajes que le ayudarán a dar el paso que parece definitivo: montarse su propio negocio. Uno, Roberto Hasting, que con un objetivo claro y aparentemente sin sentido, consigue situarse económicamente. La otra, Salvadora, cuyo papel ya nos queda claro tan solo por su nombre.

Si al final de La busca la dicotomía estaba entre el trabajo o la delincuencia, al final de Mala hierba la dicotomía que cierra la novela es el anarquismo o la burguesía. 

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