Henrik Ibsen: Un enemigo del pueblo

 


En esta ocasión la Tertulia del IES Benicalap ha escogido como pieza teatral Un enemigo del pueblo (1882). Creo que Ibsen es el autor teatral que he leído más veces. No hace mucho leí El pato salvaje y Casa de muñecas. Si digo que Un enemigo del pueblo es el título más emblemático de Ibsen casi seguro que acierto.

Estamos en una población que tiene un balneario cuya fama empieza a convertirlo en el principal motor económico. Thomas Stockmann, doctor del balneario, recibe los resultados de un análisis de las aguas que mandó hacer en unos laboratorios. Los resultados no dejan margen de error, las aguas están contaminadas y su uso es contraproducente. El doctor Stockmann, científico y defensor de la verdad por encima de todas las cosas, está entusiasmado por su descubrimiento y quiere hacerlo público en el periódico “progresista/liberal” del lugar. Su hermano es el alcalde del pueblo. Nada más empezar la obra nos damos cuenta de que entre los hermanos hay cierta tirantez. Además, los periodistas y responsables de la publicación comparten el entusiasmo del doctor porque ven que es una información que puede aumentar sus ventas e incomodar al “poder establecido”. Poco a poco la noticia se nos aparece como un problema para todos pues, reparar la contaminación, supondrá cerrar el balneario durante mucho tiempo y, junto al problema económico que eso supondría, cabe la posibilidad de que otras poblaciones vecinas atraigan a sus balnearios a los usuarios y nunca más puedan recuperar la clientela. ¿Qué hacer entonces?

Ibsen trata de dar respuesta a esta pregunta desde el punto de vista de cada uno de los personajes. De hecho, al poco de avanzar en el texto, te das cuenta de que lo que realmente le interesa a Ibsen es el comportamiento de sus personajes. El problema nos sorprende por su total actualidad. ¿Cómo no pensar en la situación de pandemia en que vivimos? Quizás por eso la posición del Doctor Stockmann no me ha parecido la mejor posible. Además de que en algún momento cuestiona el sufragio universal (y no quiero entrar en esa discusión que nos llevaría páginas).

En la tertulia hemos tenido la suerte de contar con una compañera profesora de arte dramático. Su intervención ha sido muy interesante. Nos ha comentado que Ibsen es el primer autor teatral que pone en el escenario sicologías. Es decir, que le interesa mostrar personajes que analizan las cosas que pasan y piensan sobre ellas llegando a veces a mostrarse contradictorios. También nos dijo que Ibsen juega mucho con los contrarios. Así incluye personajes que sostienen posiciones enfrentadas. Pero también que en la distribución de los personajes usa ese juego. Por ejemplo, situándolos a cada lado del escenario, o unos de pie y otros sentados.

A mi juicio no es esta una de las mejores obras de Ibsen. Reconociendo que es emblemática, creo que adolece, forzadamente, de ser los personajes caracteres estereotipados. Ni los periodistas que “cambian” de opinión, realmente lo hacen, porque su papel es mostrarse veletas. Sin lugar a dudas tiene una carga de denuncia social muy importante, pero al final me ha defraudado porque apuesta por el individualismo: El hombre más fuerte del mundo es el que está más solo. No obstante, es una obra referente sobre el funcionamiento del estado capitalista. En aquel entonces se estaba fraguando y ahora se nos muestra casi como la única alternativa.

 

 

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