Benito Pérez Galdós: El 19 de marzo y el 2 de mayo
Es probable que cuando nos referimos a los Episodios nacionales la mayoría pensemos en un conjunto de narraciones algo rollo. El otro día escuché por la radio a Benjamín Prado recomendar el último libro de Muñoz Molina en el que narra su confinamiento y confiesa que se dedicó a leer las 46 novelas históricas que Galdós llegó a escribir a lo largo de su vida. Me pareció entender que lo comentaba como un acto de lectura voluntarioso propio de situaciones tan extraordinarias como fue el estado de alarma.
Los Episodios nacionales son un colosal proyecto del prolífico Galdós. En su ánimo estaba dar a conocer la historia (casi inmediata) de España a los españoles. El siglo XIX es rico en acontecimientos trascendentes para el país y Galdós no estaba dispuesto a que la actualidad del momento ocultara bajo una espesa capa de hojarasca el pasado próximo. Yo me he decidido a leer 19 de marzo y 2 de mayo porque es (o fue) lectura recomendada en la universidad.
Galdós agrupó sus novelas históricas en cinco series. En cada serie hay un protagonista principal que nos narra su participación en los hechos en primera persona (en las primeras series). Sin lugar a duda los Episodios nacionales son un eslabón entre la novela histórica romántica (como El señor de Bembibre) y el realismo.
Gabriel e Inés son los protagonistas de este Episodio. Están en Aranjuez los días en los que se produjo el famoso motín. Son una joven pareja, de pocos medios, que piensan en un futuro común. Él busca, con la ayuda de un sacerdote, el favor de Godoy para que le coloque en algún puesto de la administración. Práctica común en todo el siglo si hacemos caso a casi todas las novelas del momento. Pero la revolución, la caída de Carlos IV y la toma de su hijo Fernando VII de las riendas del país, junto a los intereses de unos familiares de ella, acaba con los planes de los jóvenes enamorados. Esta primera parte sí que es un poco rollo. Creo que el problema reside en la vivencia de los protagonistas de los hechos. No participan activamente. Observan y la narración resulta artificial.
La segunda parte, en la que están
en Madrid viviendo en casa de los
tíos de ella, que la maltratan,
(manteniendo oculto que se conocen), es más verosímil. Vamos conociendo datos sobre
el origen noble de Inés y los intereses
del tío en casarse con ella al tiempo que las tropas francesas van entrando en
la capital (y se distribuyen por todo el país). Nuestros protagonistas ahora sí que toman
parte en los acontecimientos históricos y Galdós
consigue que vibremos con los madrileños que defienden la ciudad del francés
invasor. Nos damos cuenta que estamos inmersos
en la historia. Galdós lo ha logrado, como Goya
en sus famosos cuadros, ha dejado fiel constancia de un momento histórico
memorable. Y lo mejor de todo es que se apaña para que nadie sea totalmente
malo ni nadie sea totalmente bueno.Y por si fuera poco, nos deja con la miel en los labios sin saber qué será de ellos...
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