Emilia Pardo Bazán: Insolación

 


Aunque mi intención después de leer los Cuentos de Emilia Pardo Bazán era empezar su célebre novela Los pazos de Ulloa, alguna reseña curiosa me ha decantado por Insolación, una novela corta de 1889.

Si nos situamos en el momento histórico y en la trayectoria de la escritora habría que decir algunas cosas sobre el “naturalismo”. Pero creo que una breve novela como esta, que dicen que es la más feminista de las novelas de Pardo Bazán, no necesita de estos comentarios. No obstante en el grandioso Cervantes virtual, además de poder leer la novela, se puede encontrar algún ensayo sobre el naturalismo de la misma. También la crítica que “Clarín” le dedica que, entre otras cosas, dice:

Insolación, de la ilustre por tantos conceptos doña Emilia Pardo Bazán, es libro que merece ser notado y puesto entre los pocos a que una crítica seria en el fondo, de veras imparcial, y enemiga de ganar amigos fácilmente con benevolencias perniciosas, debe atender, para juzgar con detenimiento. No es esto decir que Insolación sea excelente novela, antes opino que es la menos digna de encomio de cuantas ha escrito doña Emilia, aún contando con La tribuna y El cisne de Vilamorta; pero como el talento siempre es el talento, y vale más Homero roncando que el bobo de Coria ojo avizor, a pesar de todos los reparos que pienso poner a esta boutade pseudo erótica de la ilustre dama gallega, declaro que debe leerse, y que se lee de pocos tirones, y aún de uno solo, y que en general agrada allí lo dulce del canto más que la novedad del intento, al revés de lo que le pasó al trace Orfeo en el infierno.

¿Feminista esta historia de una viuda gallega que conoce a un gaditano con el que se va a San Isidro y a Las Ventas a disfrutar de las fiestas?

¿por qué no han de tener las mujeres derecho para encontrar guapos a los hombres que lo sean, y por qué ha de mirarse mal que lo manifiesten (aunque para manifestarlo dijesen tantas majaderías como los chulos del café Suizo)?

Pues me imagino que en su momento sí. Ahora creo que la novela se lee más como una novela costumbrista. Cierto que los pensamientos que sacuden a la pobre mujer por lo que significa “salir” con un hombre y recibirlo en su casa, el qué dirán los criados, los amigos, etc, etc, son el tema central de la novela, pero cuando visita San Isidro y nos describe la feria se nos llena la mente de las imágenes que los programas del corazón televisivos nos enseñan de vez en cuando y parece que el tiempo no pasa para toda esa fauna que concurre los alrededores de la ermita del patrón madrileño. Algo parecido nos ocurre cuando recorren el Madrid nocturno o van a pasear por Las Ventas (esa zona sí que parece muy cambiada desde entonces).

Otro tema es el contraste estereotipado de la climatología y de la personalidad de las gentes del norte y del sur de España:

meridional; no tienen fondo, no tienen seriedad, no tienen palabra, no tienen fe, son malos padres, esposos traidores, ciudadanos zánganos, y los ve usted encumbrarse y hacer carrera… Así anda ello. Ya las mujeres… qué diablo, estos hombres les caen en gracia… Eh, dejémonos de clichés… Asís

Ese andaluz es uno de los tipos que mejor patentizan la decadencia de la raza española. ¡Qué provincias las del Mediodía, señor Dios de los ejércitos! ¡Qué hombre el tal Pachequito! Perezoso, ignorante, sensual, sin energía ni vigor, juguete de las pasiones, incapaz de trabajar y de servir a su patria, mujeriego, pendenciero, escéptico a fuerza de indolencia y egoísmo, inútil para fundar una familia, célula ociosa en el organismo social… ¡Hay tantos así! Y sin embargo, a veces medran

En fin, que sin dejar de entretenerme, esta novela no me parece imprescindible. Está bien por su brevedad y como muy buen ejemplo de la capacidad descriptiva de Doña Emilia Pardo Bazán.

 

 

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