María Zambrano: Claros del bosque

 

 María Zambrano nació el 25 de abril de 1904 en Vélez-Málaga, provincia de Málaga [y murió en Madrid el 6 de febrero de 1991]. Profesora Ayudante de Filosofía en la facultad de Filosofía y Letras de Madrid, el 28 de enero de 1939 partió hacia el exilio. Residió en Cuba —profesora de la Universidad de La Habana—, México —invitada por la Casa de España (después Colegio de México) como profesora de Filosofía de la Universidad de Morelia—, y Puerto Rico, donde fue profesora en la Universidad de San Juan. Residió asimismo en París y en Italia, y desde 1964 vivió en una pequeña aldea del Jura francés, con frecuentes viajes a Roma, hasta su regreso a Madrid en 1984. Su obra, una de las más altas del pensamiento español contemporáneo, galardonada con el premio Príncipe de Asturias, comprende los libros siguientes: Horizonte del liberalismo (1930), Pensamiento y poesía en la vida española (1939), Filosofía y poesía (1939), El pensamiento vivo de Séneca (1944), La agonía de Europa (1945), Hacia un saber sobre el alma (1950), El hombre y lo divino (1955), Persona y democracia (1959), La España de Galdós (1960), España: Sueño y verdad (1965), El sueño creador (1965), La tumba de Antígona (1967)”.

Tal y como hice en la reseña anterior sobre La condición humana, copio la nota biográfica sobre la autora además de remitir a Wikipedia.

Claros del bosque es un libro de 1977. Comienza así:

El claro del bosque es un centro en el que no siempre es posible entrar; desde la linde se le mira y el aparecer de algunas huellas de animales no ayuda a dar ese paso. Es otro reino que un alma habita y guarda. Algún pájaro avisa y llama a ir hasta donde vaya marcando su voz. Y se la obedece; luego no se encuentra nada, nada que no sea un lugar intacto que parece haberse abierto en ese solo instante y que nunca más se dará así. No hay que buscarlo. No hay que buscar.

Sin lugar a dudas asombra la poética prosa de María Zambrano. El motivo que inspira todo el libro es la razón poética:

María Zambrano propone la razón poética, distinta de la razón vital e histórica de Ortega y de la razón pura de Kant. La razón de Zambrano es una razón que trata de penetrar en los ínferos del alma para descubrir lo sagrado, que se revela poéticamente. La razón poética nace como un nuevo método idóneo para la consecución del fin propuesto: la creación de la persona individual (Wikipedia).

A mi juicio, lamentablemente, un despropósito sin parangón. Nos adentramos en este claro del bosque emocionados por la belleza con que se nos acoge en su seno, pero poco nos dura la emoción y el entusiasmo (si es que lo hubo al principio). Poco a poco nos vemos envueltos en una afectación mística que se queda equidistante entre la poesía y el razonamiento. 

¿De qué nos está hablando esta mujer? ¿De su experiencia religiosa? ¿De las cosas de las que no se puede hablar? ¿No decía Wittgenstein que de lo que no se puede hablar es mejor callarse? No sabría decir qué nos quiere contar después de haberme leído todo el libro. Cierto que toda la prosa está presidida por el afán poético, pero creo que es un procedimiento fallido. Es decir, si Claros del bosque pretende ser un ejemplo de lo que se puede lograr usando la razón poética, creo que queda demostrado que no sirve para mucho. Bueno, a mí no me ha gustado nada... 

Espero que la próxima lectura de esta notable pensadora española me produzca otras sensaciones.

 

 

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