A.M. Matute: Primera memoria




Entre visillos es el volumen 24 de la colección Historia de la Literatura Española. Ganó el Nadal en 1957. Primera memoria ganó el Nadal en 1959. Es, sin embargo, el volumen 23. ¡Paradojas de las colecciones!

Magistral.

¿Cómo es posible que no hubiera leído antes este libro? ¡Tantas obras que han pasado por mi vida sin pena ni gloria y esta pequeña maravilla ha estado junto a mí treinta y seis años y yo sin saber lo que me estaba perdiendo!¡Paradoja de un lector que busca en lo lejano lo que tiene a un paso!

Puede que hayan sido varias las circunstancias que han hecho que la lectura de esta novela haya sido una experiencia que no creo que olvide en mi vida. Un largo fin de semana sin nada que corregir, la ausencia de compromisos sociales, la tranquilidad de cierto orden familiar inesperado, incluso la amenaza de la llegada del huracán Leslie a la península parece haber contribuido al acontecimiento. Digo puede porque la novela es tan extraordinaria que aunque no hubieran concurrido todos estos hechos me parece que la hubiera disfrutado igual.

Supongo que suena exagerada toda esta reseña. Pero me da igual.

Primera memoria es un libro magistral. Una de esas rara avis que un tipo como yo anda discretamente buscando. Su prosa lírica, poética, trasportadora, embaucadora, te envuelve en el ensueño de un pasado común, una infancia cambiante, que en algún momento nos llenó la vida a todos:

¿Será verdad que de niños vivimos la vida entera, de un sorbo, para repetirnos después estúpidamente, ciegamente, sin sentido alguno?

Al mismo tiempo un descubrimiento del mundo adulto: del penoso mundo de los mayores lleno de falsedades, odios, venganzas, desamores. Un mundo que se presenta por primera vez ante los ojos de una joven que está aprendiendo lo que es la vida.

Pero Ana María Matute no pretende hacer una obra lírica que suene sentimental o ñoña. En el verano de 1936, empezada la Guerra Civil Española, sitúa la acción en la isla de Mallorca. Matia, la narradora, nos describe poéticamente los hechos desde el punto de vista de una niña que vive un momento histórico y personal muy complejo. Su existencia va discurriendo hacia un final que, aunque desde el principio se nos antoja va a ser dramático, no podemos imaginar que llegue a ser tan terrible y al que ella no va a poder enfrentarse al carecer de la valentía necesaria para afrontarlo. La envidia, la venganza, la soberbia, propician que el mal, eso otro motor que explica muchas cosas, surja en medio de todo y de todos. Como un vapor que exhalase la tierra, atraviesa el corazón de Matia (y el nuestro), sin aviso, llenando su corazón de dolor e incomprensión y el nuestro de odio y aversión en contra de su primo Borja. Matute, incomprensiblemente (?), hace que los primos acaben llorando abrazados como si ambos hubieran sido dos marionetas sin voluntad que un demonio sin escrúpulos hubiera utilizado para su solaz.

Magistral. 

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