Carmen Laforet: Nada
Leí en 2004 Nada. Recuerdo haber comentado por aquel
entonces con un compañero, a quien considero un buen lector, que no nos decía
mucho aquella novelita con la que Carmen Laforet ganó
el primer Premio Nadal de la
historia. Tengo apuntado en la última página que lo acabé el 19 de febrero; unos días antes de que
muriese Carmen.
Esta vez, su re-lectura, me ha
asombrado. Hay algo en Nada que la
hace especial. Posiblemente se trate de la atmósfera en que consigue envolverte.
Pero creo que en esta ocasión me ha asombrado especialmente por el recorrido de
mis últimas lecturas.
Nada me ha recordado más a Hemingway
o a O’Neill que a ningún otro autor español
anterior. Incluso, sin las exageraciones estilísticas de Proust, ese ambiente otoñal y nostálgico, algo afectado, en el que Laforet consigue situarnos, casi fuera
del tiempo, o sobre el tiempo, como si hubiéramos podido disociarnos del mismo,
me ha recordado a algunos momentos (ligeros) de La busca.
Es el año 44 y parece que Andrea,
la narradora, nos lo esté contando en estos precisos momentos. Con extrañeza
vamos conociendo a sus familiares y amigos. En un ambiente tenso, violento, se
nos muestran atormentados, histriónicos, recelosos, desequilibrados, monstruosos
a veces. Y entre todos ellos la joven Andrea
parece surcar un bravo mar con la habilidad de una joven marinera ayudada por las
diosas.
Su lectura en aquel entonces
debió de ser muy impactante. He leído por ahí que tuvo sus detractores, pero
pongamos como ejemplos estos dos párrafos
extraídos de una carta de Juan Ramón
y de una reseña de Azorín:
A mí me parece que su libro no es una novela en el sentido más usual de
la palabra, digo por la anécdota, ni en ese otro más particular de la novela
estética, sino una serie de cuentos tan hermosos alguno de ellos como los de
Gorki, Eça de Queiróz, Unamuno o Hemingway.
J. Ramón Jiménez
¿Y qué es lo que ha hecho usted?
¿Qué es lo que suscita nuestra indignación? ¡Ahí nada, un bello libro! Un libro
que se titula "Nada"; un libro que viene a ser una cosa nueva en
nuestra novelística. ¿Y usted, Carmen Laforet, cree que se puede publicar
impunemente una novela original, una novela bellísima? Ha debido usted, para
nuestra tranquilidad, avisarnos con tiempo; en esto del aviso previo insisto
mucho.
Azorín.
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