Ramón Gómez de la Serna: El caballero del hongo gris

 


Creo que nunca antes había reconocido en este blog la influencia que Ramón Gómez de la Serna tuvo en mi. Cuando leí El incongruente (en el siglo pasado) me dio por escribir cuentos. Su forma peculiar de escribir, con párrafos cortos, lenguaje directo, elementos fantasiosos e inverosímiles me resultaba muy atractiva. No quiero decir que le copiase estilísticamente. Solo me llevó hacia los mundos extraños propios de aquellos tiempos vanguardistas. Ahora, casi cuarenta años después, tras tener entre mis manos, con dudas, aquel tomo de El incongruente, que quiero volver a leer, me decidí por esta otra emblemática obra del prolífico autor.

Siendo como es Gómez de la Serna una de las mayores figuras literarias españolas no creo que nunca se le llegue a considerar un gran novelista.  No buscaba serlo en los términos que yo digo (El concepto de la nueva literatura).

El caballero del hongo gris es una entretenida novelita cuya intención es criticar el mundo de los negocios. Su apuesta es por la originalidad en el decir y ante todo en la movilidad geográfica como elemento activo y la modernidad. Lejos del inmovilismo que se predicaba unos años antes recorriendo la España castiza (Baroja, Azorín) o los lugares propios del escritor (Miró), observando la naturaleza y las gentes con parsimonia, en esta novela seguimos a Leonardo por varios países con bastante rapidez. Las grandes capitales europeas se visitan: Londres, París, Roma, Lisboa. Se habla y se negocia con todo: seguros, vehículos, chimpancés, vuelos. Leonardo no parece tener escrúpulos, pero no llega a hacérsenos desagradable. Es un pícaro moderno que pone su ingenio en aprovechar las ganas de hacer dinero que todo el mundo tiene.


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