Parinoush Saniee: El libro de mi destino

 


Hacía tiempo que no me emocionaba tantas veces durante la lectura de un libro.

Hace unos meses fuimos testigos de cierto movimiento social y político protagonizado por las mujeres en Irán. Un lamentable incidente había desatado la rabia de gran parte de la población iraní. Aquello fue antes de que se conociese la ganadora del Nobel de Literatura de 2022. En algún momento pensé que la Academia Sueca podría conceder el galardón a una escritora iraní. ¿Pero a quién? Busqué el nombre de autoras iraníes y encontré a Parinoush Saniee.

El libro de mi destino (2003) fue su primera novela y se ha convertido en la obra más traducida de un autor vivo iraní (según Wikipedia). Nos cuenta la historia de una mujer, Masumeh, desde que es una niña hasta el momento en el que, tras una vida compleja y llena de acontecimientos trascendentales para los suyos y su país, ve a sus hijos ya casados y en buena situación. Dicho así, en cualquier país europeo ya podría ser la trama de cualquier novela interesante. Así que, situada en Irán, durante la caída del último sah en 1979 por la revolución iraní (que convirtió al país en la república islámica actual), nos podemos imaginar que las dificultades, riesgos y vivencias son más impactantes.

Por aquel entonces yo tenía 10 años. Recuerdo que la visión geopolítica con la que empezaba a observar el mundo era muy “elemental”. Estaban los malos, especialmente EEUU y Francia (era habitual los incidentes de nuestros camioneros en las fronteras) y los que les hacían frente, especialmente la URSS y Cuba. Cuando empezó a aparecer en la tele el ayatolá Jomeini, creo que lo situé (en mi inocente adolescencia politizada), junto a los “buenos”.  Desde 1980 a 1988 estuvimos viendo en las noticias imágenes de la guerra entre Irán e Irak que solían incluir la quema de banderas americanas. ¡Desde mis 10 años hasta mis 20 años!

Leer ahora este libro me ha permitido reconocer la gran ignorancia con la que vemos los conflictos desde nuestros salones. Como esa imagen simplista a la que reducía el mundo hace treinta años, las noticias, los diarios, los comentarios de otras personas, no nos dan una visión amplia de la realidad. El libro de mi destino es, ante todo, eso, una amplia visión de aquellos años desde el punto de vista de una joven religiosa, alejada de los radicalismos que sacuden su país, que solo pretende amar y ser amada, ser respetada, alcanzar la educación universitaria para poder construir un lugar en el que ella y su familia vivan bien y en paz. Nada más, ni nada menos. Desgraciadamente, tiene en contra a gran parte de la familia, anclada en la tradición más rancia, a parte de la sociedad, a parte de las autoridades e incluso a sus propios hijos. ¿Cuántas personas como ella puede haber en países a los que miramos con menosprecio, metiendo a todos en el mismo saco, acusándolos de merecer lo que tienen, olvidándonos de ellos en el mejor de los casos?


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