Sara Mesa: La familia

La cosa empezó mal. Cuando había llegado a la página 80 pensé que estaba leyendo un ejercicio de escritura, un trabajo gracias al cual una persona iba a recibir un salario. A esa altura me había encontrado con una narración un poco compleja, por su desorden temporal y por algunos hechos que necesitaban de cierta explicación. Es decir, artificios de escritura profesional. Alguien dirá que es el estilo de Sara Mesa. Pero yo creo que en esta ocasión lo que le faltaba a la historia no era cuestión de estilo, sino de sentimiento. Se dirá que esa es la intención de la autora, mostrar una familia de postín, en la que vemos reinar cierto orden patriarcal en la que los sentimientos han sido extirpados. Siendo esa la intención habrá que reconocer el virtuosismo al tiempo que confieso mi desinterés por los personajes.
Sin embargo, unas páginas después la cosa cambió. Es cierto que la narración sigue siendo algo inconexa, poco esclarecedora. Pero lo que va quedando más claro es la intención de la autora.
Sara Mesa consigue dejar a la persona lectora en evidencia. Me imagino que al igual que me ha pasado a mí, cada lectora habrá esperado que ocurriera algo, que finalmente se nos desvelara el hecho que confirmara nuestra sospecha, nuestro deseo. Porque estas pinceladas sugieren y no cuentan. Se nos van desvelando así nuestros prejuicios que se convierten en hipótesis sobre lo que va a pasar. Pero no.
El libro acaba dejándote al descubierto. El último capítulo supone un giro rotundo y toda la novela se nos presenta de una nueva manera. Esto convierte a este libro de Sara Mesa en una obra de referencia para todos aquellos que nos gustan nuevas formas de narrar y de producir sensaciones, aunque esto suponga el riesgo de perder lectores por el camino…
Muy recomendable, si no eres de los que lees primero el final.
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