P. Masip: El diario de Hamlet García

 


Paulino Masip fue uno de los “intelectuales” que tuvo que salir de España al finalizar la Guerra Civil. En Historia esencial de la literatura española e hispanoamericana aparece como un escritor destacado en la sección titulada De la vanguardia al exilio. Son varios los escritos que he encontrado en internet en que hablan de Masip como un escritor cuya obra va más allá de El diario de Hamlet García, aunque todos coinciden, en especial Antonio Muñoz Molina en su espectacular Prólogo a esta edición, en destacar esta novela como una obra de gran valor narrativo, social, histórico y cultural. Y la verdad es que es muy interesante este libro.  

Hamlet García es un metafísico ambulante. Un tipo indocumentado (¿para qué necesita un hombre como él documentos?), que vive de enseñar filosofías a aquellos privilegiados que han tenido la suerte de topar con él.  Vive en Madrid, está casado y tiene un par de hijos. El 1º de Enero de 1935 da comienzo a su diario. Un hombre tan peculiar y unas fechas tan especiales, junto el conocimiento de primera mano del escritor sobre ellas, es garantía de interés para el lector. Interés que la magnífica prosa de Masip consigue mantener hasta el final que, abrupto, nos deja con ganas de más.

A mi juicio, lo más curioso de esta novela es el punto de vista de Hamlet García. Paulino Masip escribe una obra magnífica gracias a situarse en la piel de un “Filósofo” de verdad. Un hombre que está por encima de las miserias materiales que arrastran a la mayoría de la población. Al mismo tiempo, esas gentes normales (nosotros mismos), pensamos que Hamlet no se entera de nada. Inmerso en su mundo de pensamientos, reflexiones y contemplaciones es incapaz de entender lo que está pasando en Madrid y en España. O mejor dicho, es incapaz de aceptar lo que pasa.

Bajo este punto de vista la novela parece condenada al olvido en un país en el que se ha de tomar partido, situarse en uno u otro bando (cenizas de una pobre dialéctica que todavía perdura). Pero Hamlet no se deja arrastrar. Revolucionarios y sublevados traicionan lo más importante: “la razón pura”. Y como traidores del mayor de los conceptos, ambos bandos generan su rechazo (¿y son culpables?).

¿En qué punto, sobre qué zona se fragua esta coincidencia de individuos tan dispares? ¿Quién los arrastra juntos? ¿Qué género de argamasa los une? La respuesta de que los une y mueve la misma opinión política me parece de una trivialidad indecente. Es tan estúpida como aquella de que Dios hizo al hombre para su gloria. Es mentira, siempre, que las pequeñas causas produzcan grandes efectos. No; el común denominador de la muchedumbre enardecida que esta noche anda suelta por Madrid y que —juzgo por los ejemplares que he visto—, proviene de casi todas las clases sociales, no es la política.

Me ha encantado leer esta novela. Su punto de vista es muy original y acompañar a Hamlet por el convulsionado Madrid, contemplando su convulsionado espíritu, ha sido una delicia.

 

Comentarios

Entradas populares