A. O'Hagan: La vida secreta. Tres historias verdaderas.

 

La vida secreta: tres historias verdaderas (de la Era Digital) recopila tres reportajes de Andrew O’Hagan, escritor y periodista escocés.

El primer reportaje, Hacer de negro, tiene como protagonista al conocido “activista” Julian Assagne y al propio autor. Éste fue contratado para escribir a aquel sus memorias. El libro apareció al final con el título de Biografía no autorizada. El reportaje narra el tiempo que convivieron y sirve para conocer la “verdadera” personalidad de Assagne.

Durante nuestras conversaciones nocturnas me habló de la mentalidad del perfecto hacker. Me contó que siendo adolescente vagaba por los pasillos virtuales de la NASA, el Bank of America, la red de transportes de Melbourne o el Pentágono. En el mejor de los casos, aquellos paseos suyos representaban una nueva forma de existir en relación con la autoridad. No era exactamente de izquierdas y no habría sabido distinguir el materialismo dialéctico de una bolsa de kikos. Detesta los sistemas de pensamiento, detesta todos los sistemas, en realidad quiere ser un «fantasma de la máquina» que vaga por los pasillos del poder, apagando luces.

El segundo reportaje, La invención de Ronald Pinn, es un trabajo de investigación periodístico. O’Hagan quiere ver qué ocurre al “resucitar” a alguien que murió antes de que "todos" estuviéramos presentes en Internet. Para ello busca a un joven chaval que murió a los 20 años, del que no existe rastro en el mundo virtual y lo devuelve a la vida creando cuentas con su nombre e incluso falsificando documentos. Es decir, crea un personaje ficticio con soporte real y lo deja deambular en las redes sociales vertiendo opiniones, haciendo amigos, etc. El resultado bastante curioso.

Mi invento se había vuelto tan presente en el mundo oficial que, además de un código fiscal, tenía un número de la seguridad social, aunque yo nunca había registrado a Ronnie como contribuyente ni como asalariado. Los bancos lo buscaban como cliente y, aunque no figuraba en el censo electoral, al parecer su presencia solo era cuestión de tiempo. El piso de Islington no tenía nada que ver con Ronnie y ningún vecino de la escalera había oído hablar de él, aunque me sentí extraño cuando fui allí por última vez para recoger su correspondencia.

El tercer reportaje, El caso Satoshi, nos habla de Craig Stevens Wright, quien en 2016 aseguró ser Satoshi Nakamoto. O’Hagan también convivió con el analista computacional y empresario durante las entrevistas que la BBC hicieron a él y a su mujer. El Bitcoin, su creación, sus misterios y las responsabilidades penales que “amenazan” a su creador son tratadas como un buen guion de un thriller cinematográfico.

Durante seis meses nos habíamos permitido creer que éramos amigos: los temas necesitan narradores y los narradores necesitan temas. Había habido un momento en que había imaginado que yo podría liberarlo de sus ficciones y construirle una historia nueva arraigada en la realidad. Yo era un taquígrafo servicial que creía que Wright, en cierto modo, era más grande que Satoshi. Él tenía la costumbre, muy propia de internet, de presentarse teatralmente y de ocultarse al mismo tiempo: se trata de una nueva modalidad de personaje. Lo que hacía realmente podía no llegar a conocerse nunca.

O’Hagan ha reunido estos tres reportajes para que nos demos cuenta de que el siglo XXI nos ha traído masivamente la ficción a nuestras vidas. “Todos” estamos presentes en Internet. Redes sociales, correo electrónico, blogs, wasap, son utilizados por la gran mayoría de nosotros. Y en ese medio somos una creación. Una falsedad interesada y aceptada por cada uno de nosotros.

Yo quería escribir historias que se sumergieran en el fango ético de todo esto y aquí están, las tres juntas. No hay nada general en ellas: incluso en el amplísimo contexto del ciberespacio, mis tres estudios son individuales y en muchos aspectos solo son típicos de ellos mismos.

Curiosas historias y curiosa tesis de O’Hagan.

 

Comentarios

Entradas populares