J.Barth: La ópera flotante



John Barth es un escritor norteamericano de cierta importancia que he descubierto de casualidad mirando la lista de candidatos a canónicos de Bloom. Profesor universitario, crítico literario, tiene 89 años, dentro de unos días cumplirá los 90. Digo todo esto porque es un escritor que todavía vive, vaya. 


La ópera flotante es su primera novela (1956). Sexto Piso ha publicado en un único volumen sus dos primeras obras. A pesar de eso, yo voy a reseñar ambos libros por separado. 

El protagonista es Todd Andrews, abogado. Nunca antes había escrito un libro, pero ahora decide hacerlo y contarnos el día de su vida que decidió suicidarse :

Nunca he intentado hacer algo parecido, pero me conozco lo bastante como para darme cuenta de que una vez haya roto el hielo, las páginas se sucederán con fluidez, ya que no soy, por naturaleza, un tipo reservado, y el problema entonces será atenerme a la historia y, al final, callarme.

Aquel día ocurrió hace bastantes años, la vida ya le ha enseñado muchas cosas. Y siente la necesidad de contarnos/contarse su historia :

Yo había sido un niño bastante corriente; después, un día de 1919, durante un toque de retreta, me desmayé en la plaza de armas de Fort Meade, el doctor Frisbee me examinó con el estetoscopio y yo empecé a comer, beber y disfrutar de la vida en Johns Hopkins: mi primera máscara. En 1924, Betty June Gunter me cortó con una botella rota, un hombre llamado Cozy me dio un puñetazo y me sacó a patadas de un burdel de Calvert Street, Marvin Rose me encontró una infección horrible en la próstata y me convertí en un santo: mi segunda máscara. En 1930, mi padre, con quien (creyendo que mi santidad iba a dar paso a la madurez) pensaba que estaba empezando a comunicarme, se ahorcó inexplicablemente; yo le quité el cinturón del cuello, le envié por correo mi herencia al coronel Morton y me convertí en un cínico: mi tercera máscara. Y cada vez, no tardé demasiado tiempo en llegar a creer que mi postura no sólo era la mejor para mí, porque de alguna manera saldaba cuentas con el estado de mi corazón, sino la mejor en sí misma, en términos absolutos. Después, la noche del 20 o del 21 de junio de 1937…

La ópera flotante es una novela narrada de una forma bastante original. Se nota la fuerza y frescura de una opera prima. Además está claro que quiere transmitirnos el sentido de la vida, de las relaciones entre las personas, padres e hijos, políticos, empresarios y abogados, no podría Proust calificarla de novela insípida ni inutil. Ni Proust, ni ningún otro crítico o lector. Barth se esfuerza también en que su estructura esté bien pensada. 

lector, si alguna vez te encuentras escribiendo sobre el mundo, ten cuidado con no picotear de los numerosos y tentadores símbolos que éste te coloca en el camino, o te verás impulsado a decir cosas que en el fondo no quieres decir y a ofender a gente a la que sobre todo deseas entretener.

Lo único que, a mi juicio,  no funciona demasiado bien es el giro final sobre « La ópera flotante », el barco-teatro que llega a Cambridge a hacer su espectáculo. 

Muy interesante.

Comentarios

Entradas populares