S. Alejo y R. Calatayud: Anestesiadas



En mi caso, más raro que leer poesía es que vaya al teatro. Y, como curiosidad, esta es la primera vez que tengo ganas de hacer una reseña de una obra de teatro que acabo de ver. Porque a medida que iba transcurriendo el espectáculo he sentido que más que ver una representación, yo mismo era quien estaba leyendo. Igual, alguien cree que esto se puede interpretar como un defecto de la obra de teatro, pero no. Lo que quiero decir es que me he sentido sumergido en una historia (literaria) y, al contrario que en otras ocasiones, no he sentido que estaba viendo a actores actuando (lo que siempre me desagrada del teatro por muy paradójico que parezca).  Puede que en parte sea porque no se trata de una comedia construida mediante una sucesión de “gags” que te hacen reír pero que al acabar no dejan nada en tu conciencia. Se trata de una obra en la que los personajes no son estereotipos, sino que tienen aspectos interesantes que vas descubriendo. Al igual que las relaciones entre ellos que son extrañas y originales y la obra nos las va desvelando y descubriendo hasta ofrecernos una explicación y una comprensión de lo que les ocurre y del porqué de su comportamiento. En fin, que me ha encantado.

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