A. Carson: La belleza del marido
Desde la ignorancia sobre el tema,
dada mi formación académica, pero sin miedo a equivocarme, intuyo que la poesía
empezó siendo la herramienta básica que el ser humano encontró para narrar
historias oralmente. La rima y el ritmo permitían memorizar el relato además de
aportar una musicalidad y belleza especial. Con el paso del tiempo, cuando la
prosa empezó a dominar la narración de historias, la poesía se desplazó hacia
otros lugares; los lugares que nos vienen a la cabeza cuando se refieren a
ella: amor, sentimientos, mundo interior… Eso no significa, obviamente, que no
exista poesía de otros tipos.
Anne Carson es una de las poetisas más reconocidas internacionalmente. La
belleza del marido: un ensayo narrativo en 29 tangos es uno de los libros
que aparecen en la lista de los “mejores
libros” que últimamente me sirve de referencia. Aunque soy cauteloso con la
poesía, me decidí a leerlo porque este libro recupera esa tradición “narrativa”
a la que me refiero en el primer párrafo (el título nos permite intuirlo).
Aunque el libro está en inglés y castellano, yo a duras penas he entendido algo
de la versión original. Así que me habré perdido muchas de las características
que el texto en inglés posee propios del lenguaje poético. No obstante, esta
historia de una mujer que se casa enamorada y poco a poco va descubriendo que su
marido no le es fiel y que se distancian y que ella ha de buscar otra vida y
olvidar en parte la pasada, se nos aparece muy atractiva gracias a que se nos
cuenta en forma de poemas.
Pero La belleza del marido no es solo un libro sobre un hombre infiel.
Más bien trata de una mujer que observa y se observa a sí misma,
Como tantas esposas propulsé
el marido hasta la divinidad y ahí lo sostuve.
que busca en los clásicos (y en Keats) entender
su mundo y acercárnoslo.
Todo mito es un patrón ornamental,
una proposición de dos caras
que permite al usuario decir
una cosa y significar otra, llevar una doble vida.
De ahí la noción primitiva
en el pensamiento clásico de que todos los poetas mienten.
[…]
Mi marido mentía en todo.
Dinero, reuniones, amantes,
dónde habían nacido sus
padres,
la tienda donde se compraba
las camisas, la grafía de su propio nombre.
Mentía cuando no hacía
ninguna falta.
Mentía cuando ni siquiera le
convenía.
Mentía cuando sabía que
sabían que mentía.
Su voz nos hace sentir cómo la
vida pasa y las experiencias nos nutren. Cómo el conocimiento nos ayuda a
afrontar la vida. Nos muestra una mujer que sufre, que goza y, al final, una mujer
que quiere dejar claro que es ella quien
controla la situación:
A quién ves
reflejado muy pequeño
en cada una de sus
lágrimas.
Ahora mira cómo doblo
esta página para que creas que eres tú.
Muy interesante.
Comentarios
Publicar un comentario