L. Krasznahorkai: Tango satánico



De László Krasznahorkai ya me leí una novelita. Me dejó un buen sabor de boca. El otro día leí una interesante reseña de Tango satánico y me animé a leer el libro. 

Tango satánico es un libro “para iniciados”. Es una mezcla de Kafka, de Beckett, de Arreola, de Gogol … me limito a dar unos cuantos nombres que me han venido a la cabeza tras la lectura. Así que no es una lectura fácil en un sentido temático. Sin embargo, la prosa de Krasznahorkai es impresionante. Detallista, recoge pinceladas que generan imágenes potentes, cinematográficas. Es asombroso cómo parece que estamos presenciando los hechos. Digno de estudio. 

No obstante el problema es que casi no se entiende nada. Nos encontramos con unos cuantos personajes, a saber cuál es el más miserable o mezquino, tonto o espabilado, que están relacionados por alguna trama que no llegamos a conocer; viven en una explotación venida a menos, expectantes de la llegada de un par de hombres a los que se les teme y se les anhela por partes iguales. Todo ello en un ambiente oscuro, en el que la lluvia embarra los caminos y empapa las casas, los establos, las ropas, la gente… Y todo empieza con unas campanas que no se sabe de dónde vienen porque cerca no hay ningún campanario. ¿De qué va pues todo esto? Nos vemos obligados a pensar que todo es simbólico (o absurdo y fin). En tal caso no está claro que el simbolismo sea uno. Yo diría que hay una idea simbólica que envuelve toda la novela: el autor crea un mundo en el que los personajes luchan por encontrar un sentido, observados por el autor que no tiene claro cuál es el misterio que tiene que resolver, cuáles son las esperanzas que les motivan y cuáles son los miedos que los paralizan. En ese mundo los personajes crecen, se muestran tal y como son y el autor los llega a conocer lo suficiente para, finalmente, ponerse con la historia que quiere, y puede, escribir con ellos.  

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