N. Baker. Vox (porno-inteligente)


Honestamente, no sé cómo demonios ha caído en mis manos esta novela. Supongo que fue por el título.

Vox es, superficialmente hablando, pornográfico. Es una conversación telefónica (larga) que tiene lugar entre un hombre y una mujer en un servicio de contactos por el que se paga una tarifa por minuto. Básicamente, se cuentan historias inventadas, más o menos descabelladas. Al mismo tiempo, casi parece sin querer, vamos conociendo a los personajes y ellos se conocen entre sí. Desde la superficialidad ya está todo dicho. Se acabó. Con el ‘destarifo’ de las conversaciones te ríes un rato y, como es una novela dialogada, en una tarde liquidas el libro sin problemas. 

¿Quién es Nicholson Baker? Es un escritor norteamericano de cierto éxito. Por lo menos allí, pues, sirva como referencia, aquí, en estos momentos, no tiene página en Wikipedia en español. ¿Es un autor de pornografía? No. Según pone en Wikipedia es un autor original, que ha escrito libros de difícil catalogación, mezcla de ensayo, novela. Es decir, es un tipo serio

¿Y qué es Vox? A mi juicio es una reflexión sobre el sexo, de la relación sexual en un sentido amplio, desde la pornografía. Baker escribe esta historia pornográfica a modo de parodia. Dos desconocidos se encuentran en un lugar en el que se espera que tengan una relación sexual telefónica. Pagan por ello. Se tienen que inventar historias que valgan la pena, que exciten al otro y a sí mismos. Recurren a tópicos, pero continuamente se interrumpen porque quieren que el otro les cuente algo real. Lo interesante del libro es cómo el diálogo va evolucionando, abandonando la parodia, hasta llegar a una ficción con visos de realismo en el que los protagonistas son ellos mismos. Su conversación acaba siendo una experiencia sexual real. De hecho, antes de acabar la llamada, él le da su auténtico número de teléfono:

—Te puedo dar mi número —dijo él—. Bueno, si sigues queriéndolo. Pero no voy a pedirte el tuyo, así no te pongo en el brete de tener que negármelo. O también nos podemos encontrar aquí, si te parece mejor.
—¿Aquí, bajo las estrellas? No puedo permitírmelo. Dónde diablos habrá un lápiz. Aquí hay uno, con la punta bien gastadita. Dime tu número.
Él se lo dijo. Ella lo repitió.
—Llámame pronto —dijo él—. Mira, mejor, llámame dentro de unas horas, cuando salgas de la ducha con el último toque recién dado.
—Me conoces demasiado.
—Me gustas muchísimo.
—Me pregunto qué aspecto tendrás —dijo ella.
—Sorprendentemente normal. Puede que alguna vez llegues a comprobarlo.
—Es una posibilidad.

Interesante novela-reflexión, de la que llaman porno-inteligente, que te hace pensar en lo endemoniadamente complejas que son las relaciones entre las personas.

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