J. Ward: Quedan los huesos




Jesmyn Ward (1977) es una joven escritora estadounidense, que tiene el honor de ser la primera mujer que ha ganado en dos ocasiones el National Book Award: en 2011 por Quedan los huesos(Salvage the bones)  y en 2017 por La canción de los vivos y los muertos (Sing, unburied, sing). Su palmarés como escritora es, pues, impresionante. Además, en estos momentos (2018), es profesora en la Universidad de Tulane.

Quedan los huesos es una novela interesante. Nos presenta una familia negra, compuesta por el padre y tres hermanos. Tienen una granja por los alrededores de Nueva Orleans (Bois Sauvage, Mississipi)  y sobreviven como pueden. La madre murió en el parto del último hijo. La voz narradora es la de la única hija, Esch, que ve cómo su vida, la de sus hermanos y su padre, así como el mismo lugar que habitan, van a sufrir una potente sacudida. El paso del huracán Katrina es el hilo conductor y colofón dramático, pero realmente cada uno de los protagonistas va a ser sacudido por diferentes hechos. El conjunto, por tanto, es un duro retrato de una pobre familia sureña de color en un duro momento.

Va a sonar ya a cliché en mis reseñas, pero la novela suena desde el principio al final a un tema de Faulkner. Por ahí he leído que Ward se asemeja más a Steinbeck, cosa con la que no puedo coincidir o discrepar porque conozco poco la obra de este Nobel. Quizás lo digan por el estilo, ya que el estilo de Faulkner es muy diferente al de esta autora. Por eso antes he dicho tema; yo diría que los dramas faulknerianos son magnificados por pequeñas anécdotas que en los personajes creados alcanzan una dimensión casi épica. Y esto ocurre al padre, a los hermanos y a la chica protagonista de Quedan los huesos. Aunque seguro que serán pocos los que acepten como pequeña anécdota lo que le pasa a Esch (yo me entiendo).

La novela está muy bien. Tiene todos los ingredientes que una novela ha de tener y está escrita con un estilo literario muy correcto. Choca que Esch vaya haciendo referencia a los dioses y personajes mitológicos griegos, por mucho que se esté leyendo Mitología de Edith Hamilton, cosa que también resulta difícil de creer; pero supongo que Ward quiere mostrar que incluso en una familia con problemas económicos podemos encontrar gente que lee y se interesa por la cultura gracias a que están escolarizados y tienen una buena profesora de Lengua en el instituto (que le puso sobresaliente por el análisis que hizo de Mientras agonizo, curiosamente). Pero en todo momento Ward es comedida pretendiendo que el drama surja de forma natural, sin aspavientos. No obstante, a mi me ha parecido  más que una buena novela, un buen producto literario. Por alguna razón que no sé explicar siempre ha habido mucha distancia entre la novela y yo, cosa que me ha generado esa sensación de ver algo que está bien, pero que no es genuino. Supongo que es por aquello que decía el propio Faulkner y que yo he repetido en varias ocasiones:

"Creo que cada historia exige su propio estilo en gran parte, por lo que el escritor no tiene que preocuparse por eso. "


Yo diría que Ward se preocupa por escribir bien, más que por contar una gran historia.

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