V. García de la Huerta: Raquel
Hace
15 años, un poco menos, en diciembre de 2003, leí esta obra de
teatro en verso. Ahora, pues, sé que en ocasiones 15 años es tiempo
suficiente para que el olvido borre cualquier vestigio sobre un hecho
pasado. Cuando el otro día empecé este clásico (que se estrenó en
Madrid en 1778), daba por hecho que no lo había leído en mi vida.
No fue hasta que al final vi escrita la fecha que antes ponía al
acabar un libro en su última hoja, cuando me enteré que ya lo había
leído. En fin, cosas que pasan …
La
verdad es que me lo he pasado bien leyendo esta obra. Según dicen en
un manual de Literatura (y en este interesante trabajo sobre la obra:
Cañas
Murillo) , es la única que se salva de las que se escribieron
en aquel momento en el que el estilo neoclásico llegaba
a la literatura con el impulso de la Ilustración.
La
obra está escrita en tres Jornadas. Raquel es el amor de Alfonso
VIII de Castilla. Como diríamos hoy en día, le tiene sorbido
el seso. Pero Raquel es judía, y junto a su consejero Rubén, no
quieren solo el amor de Alfonso sino que quieren favorecer mediante
su influencia en el rey al pueblo Hebreo y de paso perjudicar a los
castellanos mediante impuestos para así poder devolver a aquellos lo
que se les había quitado. La acción se centra en las tensiones que
se dan sobre el Rey por parte de Raquel, el pueblo y la nobleza
castellana. El final, como cabe esperar, será dramático para la
bella judía, pero lo interesante es leer cómo se le ofrecen
salidas, más o menos dignas, que entre unos y otros, Raquel (y el
Rey) desaprovecha(n).
He
de decir en esta reseña que leer una obra como esta me ha resultado
interesante por tres motivos. En primer lugar la obra en sí. Ya he
dicho que uno se lo pasa bien leyéndola, cosa muy importante en
cualquier obra. El segundo motivo es que, movido por la curiosidad,
acercarse a la figura de Alfonso Octavo es interesante porque permite
saber cómo era España entre los siglos XII y XIII y, en mi caso,
descubrir que por algunos lugares por los que hace unos años yo me
paseaba fueron lugares por los que el Rey también anduvo hace unos
siglos. El último motivo (que se me ocurre) es puramente literario.
La leyenda de Raquel viene de lejos. Según dice Cañas Murillo ya
aparece en las crónicas de Alfonso X aunque nos dice que el
introductor del nombre de Raquel es, ¡cómo no!, Lope de Vega. Y
después de Lope son unos cuantos más los que narran esta historia
antes del propio García de la Huerta. Lo cual me llevaría a decir
algunas cosas sobre el porqué ya no celebro el día 23 … pero
prefiero callar antes de hablar mal de alguien o de algo.
Así
que si no sabéis qué leer creo que una opción es atreverse con
este clásico español del XVIII.
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