C. Amoraga: Basta con vivir



No sé muy bien cómo empezar esta reseña porque conviven en mí dos impulsos antagónicos: el de la crítica  y el elogio. Como suele decirse en ocasiones, ¿por dónde quieres que empiece, lector?

En primer lugar decir que Carmen Amoraga es Directora General de Cultura i Patrimoni. Ganó el Premio Nadal en 2014 por La vida era esto. Es decir es una mujer comprometida con la política y la cultura. Creo que eso la convierte en un referente social actual.

Primero lo bueno: a mi juicio Carmen Amoraga ha escrito un libro con aspiraciones de cambiar al lector y, por tanto, a la sociedad. En este momento en el que las mujeres andan sacudiendo las conciencias de los hombres Basta con vivir nos presenta a dos mujeres que sufren: Pepa y Crina. Esto le sirve a Carmen para mostrarnos una visión de la sociedad realista y dura (como dicen la mayoría de los comentarios que he leído sobre esta novela). Dentro de esa visión, está la mirada sobre el hombre (macho) que estas dos mujeres tienen.

Dice Sartre, “el prójimo es el mediador indispensable entre yo y yo mismo: tengo vergüenza de mí tal como me aparezco al prójimo”. Y, menos en el caso de Pepa que en el de Crina, pero también, sus historias te hacen sentir vergüenza como hombre. Puede sonar oportunista o populista este comentario, lo lamento si así parece. Los hombres podríamos leer el libro y pensar que los personajes masculinos que aparecen son exagerados o que no tienen nada que ver con uno. Pero por muy satisfecho que pueda un hombre estar de sí mismo, yo diría que es sencillamente imposible no sentir un poco de vergüenza. Es verdad que Carmen no quiere hacer una novela “sencilla” de hombres malos y mujeres buenas, las dos protagonistas son mujeres acomplejadas por sus miedos; en el caso de Crina es normal pues su situación es muy peligrosa, pero en el caso de Pepa es debido más bien a una pose ante la vida, que si bien es comprensible en cierta medida, resulta demasiado negativa para ser considerada normal.  Pero el libro no quiere ser un triste canto de mujeres tristes; y así, como su título sugiere, las dos mujeres van a revolucionar su vida. Pepa impulsada por su madre y ayudada por una sicóloga. Y Crina impulsada por la maternidad y ayudada por Pepa que al cruzarse en sus paseos con Crina se da cuenta de que ésta necesita ayuda y, en contra de lo habitual en nuestra sociedad, no permanece impasible y busca la manera de ayudarla.
Lo malo: un par de cosas. Por un lado el estilo. Carmen Amoraga ha escrito este libro con una prosa serena. Utilizando algunos recursos sencillos que repite durante todo el libro intenta dotar al libro de cierto valor literario. Especialmente, decir lo que haría o diría el personaje, pero que finalmente no se atreve a decir o a hacer. Pero creo que se nota que son recursos para alcanzar ese objetivo y no consigue que suene a una voz propia de la autora o de la historia. Yo diría que si uno se esfuerza un poco y empieza a escribir un relato es fácil imitar este estilo.

Por otro lado: puesto que yo leo el libro como un intento de cambiar la sociedad, la mafia de rumanos que se dedican a la trata de mujeres, el joven negro traficante y la vieja prostituta que ayudan a los mafiosos aparecen como un contexto social demasiado trillado, una trama demasiado estereotipada.

No obstante, me ha gustado esta novela y me gusta cómo Amoraga la ha escrito pues creo que escribe con un objetivo claro: hacer que seamos mejores personas. 

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