P. Auster: 4, 3, 2, 1.
Mi relación con
Paul Auster es peculiar.
Cuando vi Smoke (una película de 1995 que por primera vez vi en un cine en
versión original subtitulada), quedé tan encantado que busqué información sobre
el director y el guionista. Supe que esa película tenía una segunda parte, que
también vi. Y supe también que Paul Auster era el guionista. Y ya está. No
llegué a saber que también era un reconocido novelista estadounidense.
Tiempo después me topé con alguno
de sus famosos libros en casa de unos familiares. Entonces me llamaron la
atención pero no llegué a relacionarlos con el guionista de Smoke. Cosa que ahora me parece muy austeriana, eso de que el señor Auster
llegara a ser, para mí, dos personas distintas. ¡Debería enviarle una carta y
contárselo!
El problema fue que mis
familiares hablaban de Paul Auster maravillas. Y me lo decían de tal manera,
mirándome como por encima del hombro (¿De verdad que no lo conoces?),
haciéndome sentir tan inferior al no haber leído nada del increíble Auster, que, sencillamente, decidí seguir viviendo en mi
ignorancia y no leerlo. Así soy yo, con perdón.
Más tarde, siguiendo la fuerte
influencia de Saramago y de Bloom (curioso que ambas vinieran de la mano de la
misma persona a mi vida), tomé la senda de los Nobel y de los canonizados por
su santidad Mr. Harold Bloom. Y ambas
sendas, lamentablemente, o sin que haya por qué lamentarlo, me alejaron de nuestro
amigo Paul.
Hasta hace un mes o algo así.
Entonces, desde Twitter, me llegó
la propuesta, bueno, mi auto-propuesta, tras ser preguntado sobre este último
extenso libro de Auster, de leer 4,3,2,1.
Bien. Para que no quede ninguna
duda, dejo claro desde ya, que me ha gustado.
Según dicen, Auster es el
escritor de la contingencia. En wikipedia podemos leer: “como no cree en la
causalidad, persigue en lo cotidiano las bifurcaciones surgidas por errores o
acontecimientos aparentemente anodinos”. Y así, a modo de explicación
(claramente innecesaria), en el último capítulo del libro nos encontramos el
siguiente párrafo:
Ferguson […] inventaría otras
tres versiones de sí mismo, narraría las tres historias en paralelo a la suya
propia (más o menos su propia historia, porque él también se convertiría en una
versión novelada de sí mismo), y escribiría un libro sobre cuatro personas
idénticas pero diferentes que tuvieran el mismo nombre: Ferguson.
Leyendo una reseña de este libro,
se comentaba la posibilidad, dada la original estructura de capítulos que
utiliza el autor, de desmenuzar el libro y reordenarlo para leer la vida de cada
uno de los protagonistas separadamente. Aunque entonces, nos avisa el recensor,
se perdería el efecto de contrastar esas vidas diferentes que se nos
narran. Y creo que esto último es lo que
pretende Auster, mostrar cómo las cosas pueden ser diferentes al tomar nosotros
o los que nos rodean diferentes decisiones.
Como lector de divulgación
científica y antiguo estudiante de Física, todo esto me suena a universos
paralelos y probabilidades cuánticas. Pero como lector iniciándose en la obra
de Auster, me imagino que es sencillamente su leitmotiv. Lo extraño de este libro es su longitud. El propio
Auster dice que es su libro más largo y el que le ha dejado más exhausto. Y la
pregunta que me hacían es ¿para qué tanta extensión?
Me imagino que si quiso hacer
realmente 4 libros distintos y fusionarlos, su agrupación lo justifica. Aunque
a mí me parece que realmente lo que pretende hacer Auster es una gran obra narrando los grandes
acontecimientos que vivieron los
estadounidenses y que los convirtieron en una potencia, no solo económica, sino
cultural, social y política. Además, aunque se diga que no cree en la
causalidad, creo que queda claro que el cómo nos enfrentamos a los sucesos
socio políticos y culturales da cuenta
de cómo es nuestra vida. Esta reflexión también aparece en el anterior libro
que me he leído de Ishiguro. En Los
restos del día el mayordomo Steven intenta explicarse a sí mismo y a su
manera de haber vivido su profesión y su vida como una forma de posicionarse
ante los acontecimientos que le rodean. Y para mostrar eso Auster necesita
coger a Ferguson y hacerle deambular por los universos paralelos que aparecen
en 4, 3, 2, 1.
Otra cosa diferente es el efecto
que consigue la obra como un todo. En mi caso, tras leer el primer y el segundo
capítulo completos, pensé que eran magistrales. Luego, a pesar de que Auster se
va impulsando con las conmociones que producen las muertes, las relaciones
amorosas, los eventos políticos, los logros artísticos de Ferguson, las
interesantes listas de autores canónicos (a ver qué dice Bloom ahora), la vida
universitaria, las luchas sociales, magnicidios, corrupciones, Vietnam, es
decir, EEUU completito, creo que el libro, como no puede ser de otra manera
dado el planteamiento, no es una gran
libro como puede ser Las geórgicas de
Claude Simon en el que, de una manera mucho más compleja y difícil para el
lector, se entremezclan tres historias en momentos diferentes dando una
sensación de obra completa y acabada.
No obstante, creo que Auster ha
escrito un buen libro. Original (al
menos para un neófito como yo en su literatura), interesante, de fácil lectura,
es decir, llevadero a pesar de su extensión, aunque condenado a no encabezar
ninguna lista de grandes ventas, lo cual dice mucho más de esas listas que del
propio libro.
Animo a su lectura, especialmente
por el hermoso panorama que presenta de los EEUU.
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