Isabel Moreno García: Ley matinal
He de confesar que me compré este libro para leer
en el verano, junto al último de Guillermo Aguirre, pero, la verdad, durante el
verano no encontré el momento para sentarme con calma y leerlo.
Isabel Moreno García nos presenta setenta
escritos cortos, la mayoría no ocupan una plana, en los que el cuidado en la
expresión y el lenguaje es tal que, aunque quizás no sea del todo adecuado el término,
se podría clasificar de prosa poética. En la contraportada se les llama
ficciones breves, por eso puede que a la autora no le agrade esa aproximación a
la lírica a la que apunto. Quizás lo que
los aleje de la lírica es que en muchos de los relatos se presenta un encuentro
entre dos personas que comparten un momento especial, que dura un breve
instante, o una visita a una exposición, o una cena o el tiempo en el que uno
ve a una persona desconocida hacer un gesto en la calle que te llama la atención.
Es decir, un momento de encuentro entre dos seres que en el fondo son realmente extraños y, por
tanto, no llega a ser un canto interior hacia el otro o hacia uno mismo (si se
me permite interpretar de esa manera lo lírico).
Aunque en un relato aparece la expresión que da título
al libro (Era la ley matinal con su línea clara penetrando en la estancia después
del encuentro. La siembra, p.78), a mi
me sugiere ese momento que puede ser por la mañana, o por la tarde, o en
cualquier instante del día, en el que una frase, un detalle, una canción, un
recuerdo, alguien que dice unas bellas palabras, activa la creación artística,
la necesidad de plasmar con palabras ese sentimiento vital que ocurre en un
texto, digamos, inspirado.
Pero también creo que esa Ley matinal es también la
necesaria a la hora de leer estas ficciones breves. Bien al levantarse antes
que los demás y disfrutar de un momento de soledad y silencio o al acostarse el
último y desconectarse de televisiones, redes sociales, móviles y demás artilugios
tecnológicos para dedicar un tiempo a algo tan sencillo y transcendente como es
la lectura.
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