G. Aguirre: El cielo que nos tienes prometido
He tardado varios días en hacer
esta reseña.
Me leí el tercer libro de Aguirre
en un santiamén. Como si me hubiera comido un exquisito plato abrasado por la
gula. He esperado porque me sentía sacudido por diversas emociones.
Una, la mas egoísta, es la de
mantener en silencio los elogios. Callar como si fuera un monje de aquellos de
El nombre de la rosa, que se deleitaba en secreto con los libros prohibidos:
¡una maravilla como esta no la quiero compartir! Sí, soy un tipo egoísta,
¡idólatra!, ¡fetichista! Ahora tengo sus tres libros en un estante, engordando
mi tonto ego con la posesión material…
Me ha encantado esta novela. Si
en la reseña de Leonardo dije que se notaba que Guillermo Aguirre era un
Escritor, que desde el primer momento se esforzaba en escribir bien, con
originalidad y calidad, en esta obra no voy a decir que se nota que se
esfuerza. No, en esta obra Aguirre nos da una lección de lo que es Literatura.
Esto me lleva a la segunda
emoción: insultar, echando mano de todos los descalificativos que se me vengan a
la mente, a todos esos críticos, lectores, blogeros, etc. que se empeñan en
llamar a una obra literaria, de diversas maneras con tal de clasificarla en
algún absurdo esquema.
Aguirre se limita a hacer arte:
contar una historia especial de una manera especial logrando que te interese,
que quieras llegar al final, que te guste la forma, que releas alguna frase,
algún párrafo, y que desees incluso volver a leerla, porque sabes que lo
importante, como en toda buena aventura, es recorrer el camino, aunque este te
lleve al principio.
Supongo que “sintonizo” con
Aguirre. Y por tanto, no soy del todo objetivo, pues su forma de escribir es de
esas formas que a mi me gustan y que hace que algunos conocidos míos me digan
que soy algo rarito.
La tercera emoción que quiero
expresar, para no extenderme demasiado, es
la de la pena. Pena por el sistema editorial español, por los intereses que se
entrevén en los premios literarios, por la dificultad de encontrar obras en las
librerías … No sé si es una exageración mía sentir que una obra como esta es
meritoria para ganar un Nadal, o un Biblioteca Breve o, incluso, un Primavera,
pero lo que sí que puedo decir es que las obras que han ganado estos premios en
sus últimas ediciones no me dicen lo mismo que esta obra de este joven
madrileño al que auguro y deseo el éxito literario que se merece.
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