R. Menéndez Salmón: El sistema

De Ricardo Menéndez Salmón me he leído, con esta, sus últimas siete novelas.  De estas siete novelas solo dos no me han gustado: las dos últimas. Supongo que esperaba más en ambas ocasiones; aunque en este último caso, haber obtenido el Premio Biblioteca Breve, posiblemente lo que necesitaba para dejar de ser un  joven autor para pasar a ser un autor consagrado, y que no me haya gustado, puede significar que el problema son mis ojos y no sus libros.

El sistema es una obra ambiciosa. A grandes rasgos es lo que comúnmente se conoce como una distopía. Nos encontramos en un futuro en el que el mundo se ha polarizado en dos grandes partes, los Ajenos y los Propios. Menéndez Salmón se dedica en la primera parte de la obra, la que más me ha gustado, a describir ese mundo en voz del Narrador, personaje que tal y como indica su nombre, es el que nos cuenta toda la historia a través de unos cuadernos que va escribiendo.

El Narrador es un vigilante que nos recuerda a aquel vigilante de El desierto de los tártaros, cosa que hace que el inicio sea todavía más interesante. Poco a poco le suceden cosas extrañas que le irán llevando a una posición sospechosa frente al Sistema e incluso frente a su propia familia. El autor carga de símbolos las palabras que describen el Sistema: Realidad, Cubo, Dado … Pero, poco a poco, se/nos mete en un lío de difícil comprensión que hace que la historia pierda todo su interés, costándote acabarla, cosa que haces, como otros ya han dicho antes, porque no son muchas sus páginas. Alguien me podrá decir que mi problema es que no he entendido la simbología de la obra pues está cargada de Filosofía y de Teoría del Lenguaje; pero frente a esa defensa de la novela diré que su virtud es, pues, su peor defecto.

En su momento dije que espero con ansias el día que este autor escriba su obra maestra. Y, a pesar de estas dos últimas novelas que no me han gustado, creo que ese día puede llegar al releer algunas páginas de por ejemplo, La luz es más antigua que el amor.