F. Scott Fitzgerald: El gran Gatsby
Releo la anterior reseña sobre Typee y me da la sensación de
que no he sido justo con Melville y se merecía más elogios. Pero resulta que
acababa de terminar El gran Gatsby y me encontraba tan emocionado y
entusiasmado que la prosa elegante y precisa de Melville me parecía poca cosa
al compararla con la prosa emotiva y abrupta de Scott Fitzgerald.
Esta novela corta, que no necesita de mis elogios, es una
novela para leer mientras se plancha. Quiero decir con esto que es una lectura
magnífica para esos momentos en los que uno necesita evadirse de la realidad (aunque
sea por un par de horas) en busca del placer que proporciona una buena película,
una buena audición de música, un paseo por un prado verde y fresco y
refrescante.
Como todo el mundo sabe, yo leo bastante. Leo por gusto y en
muchas ocasiones tengo la sensación de que leo de oficio. Como una tarea
personal que me impongo para que mi vida tenga sentido. Eso hace que muchos de
los libros que leo pasen sin pena ni
gloria; sencillamente como un entretenimiento, como si viera en la televisión
los anuncios. Pero de vez en cuando, me topo con un libro que me atrapa, hace
que el mundo alrededor desaparezca y que sienta a los personajes como si fueran
yo mismo. Esos libros son los que realmente dan sentido a la búsqueda personal que
escondo tras la lectura. Y este libro es uno de ellos.
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