San Agustín: Confesiones: leído


Esta lectura ha sido especial por muchas razones. Por empezar por una, sin que necesariamente sea la más importante, es por haber leído un libro editado por Aguilar, en 1957, habiendo pasado la correspondiente censura, mandado imprimir por el Vicario General, en papel biblia y encuadernado en lo que normalmente se suele decir piel. En segundo lugar porque me lo he leído durante unos meses importantes de mi vida, y puedo decir que es un libro que me ha acompañado. Es decir, no es un libro para pasar el rato, con un particular interés literario. Sino un libro destinado a llenar los momentos de solaz, o los momentos en los que uno quiere disfrutar del tiempo como solo la lectura te permite. Me ha gustado porque es un libro escrito desde el entusiasmo. Es un libro escrito por un hombre, confesando a Dios, públicamente, para que todo el mundo sepa de la alegría que siente al hacerlo, confesando que es hombre, pecador, buscador de la verdad desde la inteligencia, y que el raciocinio le llevó a ser consciente de que en la filosofía o en la ciencia del momento no estaba la respuesta a sus dudas y ánsias. Respuestas que, tras la famosa conversión propiciada por esa voz que le dijo Tolle, lege!, encontró en las escrituras. Un hombre, un maestro, un pensador, un hijo, un marido, un padre. 
Interesantes son también las reflexiones sobre la memoria y el tiempo. Reflexiones en las que muestra el esfuerzo de una mente inteligente por entender el mundo y al ser humano. Si he de criticar alguna cosa, son los últimos capítulos dedicados a la exégesis de algunos párrafos o capítulos de la Biblia. No obstante, es interesante ver cómo se explica desde la perspectiva de un creyente como San agustín, aquellos pasajes en los que se habla de la creación.

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