B. Pérez Galdós: Marianela

En Marianela hay una buena prosa. Hay una descripción social comprometida, un transfondo sentimental llamativo y un afán moralizador digno del apreciado laurel. Esta corta novela explica, además, que Galdós, quizás la mayor figura literaria tras Cervantes, esté prácticamente desaparecido del panorama literario. Algo parecido debió ocurrir con Blasco Ibáñez. Tantos años de franquismo, no solo dejó el país como está social y políticamente, escondió bajo la alfombra, como si fuera porquería que ocultar, todo aquello que no cumpliese con los cánones del nacional-catolicismo. Lo cual me lleva de nuevo a Faulkner.
En España necesitamos un Faulkner: un escritor que cree un idílico lugar en el que los perdedores y los vencidos reconocen los valores de unos y otros. Y todos saben que sin los otros, no tienen sentido ellos mismos.
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