L. Silva: El alquimista impaciente.

He empezado 2014 buscando en los premios pasados alguna obra sorprendente, a ser posible de intriga, detectivesca o, por concretar en lo abstracto, que "interese" desde el principio. Por comodidad, curiosidad, facilidad, he empezado con la novela de Lorenzo Silva que le supuso ganar el Premio Nadal en el año 2000. Y comentaba con un amigo que esta novela, cuyo afán desde la primera línea es desentrañar  el misterio de una muerte, la de Trinidad Soler, me ha clarificado que en mi caso prefiero, de salida, las lecturas que van desperdigando el interés hacia nuevas lecturas. 
 
Al principio, tal y como iba leyendo la pregunta que me venía a la cabeza era: ¿y qué más me da a mí quién se ha cargado a este? Es decir, el modelo de libro, sucede algo y voy a ver por qué, quién y cómo ha ocurrido no me atrae demasiado.
 
Sin embargo, no quiero decir con ello que el libro sea malo. Bien escrito, a medida que vas conociendo a los personajes, y las posibles opciones, y la descripción de la sociedad (increíblemente actual), te vas interesando por el asunto de tal manera que te entretiene y quieres "saber". 
 
No sé si vendió mucho y si, dentro del género, tiene gran valor, pues no soy un lector asiduo de la novela de detectives. Puede que no sea muy original y que ofrezca poca acción a los entusiastas del género. Pero para mí la novela se puede leer. 

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