J. Carrasco: Intemperie

Yo la he leído con asombro, por la buena prosa que presenta. Tiene fuerza y, como las buenas obras literarias, te rememora a otros autores: a Delibes por esa prosa próxima al campo, a la tierra y a sus productores primarios, a los "tremendistas" de la posguerra ejemplificados por Cela y su Pascual Duarte e incluso, diría yo, al mismísimo Juan Rulfo y su estilo adaptado al mundo terrible y mezquino que describe.
Pero, sin quitar mérito a una obra que admite tales comparaciones, creo que Intemperie, salvo en algunos momentos en los que logra absorber al lector, al final no te deja el sabor de boca que dejan las grandes obras literarias (por mucho que algunos críticos la cataloguen como tal). De hecho, el final, lejos de ser el buen final que te provoca la necesidad de seguir leyendo, a mí me hizo perder el interés casi totalmente sobre el muchacho y sobre todo lo otro de lo que se habla.
Una buena obra que se queda en ejercicio de estilo, pero que no llega a transmitir casi nada.
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