M. Vargas Llosa: El héroe discreto: oído.

Hace muchísimo tiempo, creo que andaba yo por los 13 ó 14 años, tuve la insensatez de empezar a leer La ciudad y los perros. Aquel primer contacto con Vargas Llosa fue un encontronazo que me enemistó, extrañamente se podría decir, con el conocido escritor (Premio Nobel, como se suele acompañar al nombre de cualquier laureado personaje con dicho galardón). No fui capaz de terminar aquel libro y el origen de mi aversión reside probablemente en la frustración que aquello me supuso. Las opiniones políticas del autor peruano acrecentaron mis recelos llegando a convertirse en  una colorida manía. Así, he de confesar que su último libro ha sido el primero que de él leo (escucho). 
Me ha parecido un excelente libro y Vargas Llosa un excelente escritor. A la vez que me ha entretenido, he disfrutando con algunos alardes narrativos que Vargas Llosa utiliza discretamente, buscando que no sean puros detalles técnicos algo pedantes, sino que ayuden a la narración de los hechos, aproximando al lector a los hechos como si de hechos reales se tratara.
Dice Vargas Llosa en algún lugar, que es una persona utópica en todos los aspectos de la vida menos en política. Quizás por eso no me agrade como figura pública,  ya que creo que si en alguna cosa hay que mostrar cierto grado de utopía es en política. 
Leer pues a Vargas Llosa ha sido un placer que creo voy a repetir en más de una ocasión. 

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