W. Faulkner: Santuario: oído.

Se supone que esta novela de Faulkner no es una de las buenas, sea eso lo que quiera significar. Sino una novela que Faulkner hizo para ganar dinero. Y como se lee en wikipedia tuvo notable éxito de ventas y le permitió encontrar trabajo en Hollywood. En el prólogo del libro (M. Millgate en mi edición), habla que Faulkner opinaba de esta novela que era muy mala en su primera versión. Y que después la trabajó para adecentarla un poco (¡malditos prólogos!). 
¿Qué la hace de éxito? Según parece la necesidad que imperaba en el momento de hablar de los sureños mostrando personajes ruines, de mala vida y poco fiar. ¿Qué la hace mala? ¿El éxito? A mi entender, a quien como a todos ya nos gustaría escribir novelas malas como ésta, puede que se aprecie cierta desconexión que más que producir sensación de armonía, lo hace de apresuramiento, de dejarse cosas por decir y limitarse a unas cuantas pinceladas. Algo parecido a lo que muestra El jugador de Dostoievski. 
Pero, por otro lado, ¡qué bueno leer a los clásicos! En ningún momento sientes que estás perdiendo el tiempo. Y, como se verá en una reseña próxima, te producen ganas de más

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