K. Follet. Un mundo sin fin: oído

!Por fin he acabado este INMENSO libro!
Empecé a escuchar libros con Los Pilares de la Tierra. Libros de tal longitud siempre se me hacían tan cuesta arriba que me limitaba a prescindir de ellos. Si por alguna razón me los regalaban los guardaba con cierta pena, casi pensando, sin exagerar, en la jubilación. Pero la magnífica combinación libro electrónico-lector digital, consiguió acabar con la auto censura del gran libro (por tamaño).
Este inmenso libro me ha costado lo suyo. 
En una entrevista en televisión , aprovechando la estancia en España por su presentación del Invierno del  Mundo, Follet comentaba ante la crítica negativa a su obra, que consideraba que la buena literatura era lo que hacía él. Pues, sin lugar a dudas, él vendía muchos libros, y nadie puede decir que son pocos, vaya.
Creo que hay que darle en parte algo de razón, al menos en la medida que el fin de la escritura es ser leído. 
Este libro, secuela de Los Pilares, es una copia de aquel en los aspectos técnicos (a mi alcance). Follet es un maestro en pulsar nuestros sentimientos y hacer odiar al malo o malos que aparecen (malos malísimos que siempre se salen con la suya). Por otro lado los buenos son tan buenos que al final casi les coges manía.
En esta ocasión Follet apuesta por la aparición más habitual del sexo (al menos esa es mi sensación). Cosa que parece una falta de confianza en su capacidad de interesar al lector. 
Finalmente, para acabar este poco reflexionado comentario, la aparición de la Peste como elemento purificador es muy interesante, pues aunque acabe con buenos y malos, el sacrificio de unos pocos buenos casi pasa desapercibido cuando muere uno de los malos (aunque sea solo uno). 
Follet acaba el libro bien, pero es mayor el placer que produce haberlo terminado, que al final acabe todo tan bien como acaba.
Y, por último, llama la atención que entre los buenos estén casi siempre extraordinarias mujeres (casi increíbles). 

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