Ricardo Menéndez Salmón: La ofensa: leído.

Cuando leí El evangelio según Jesucristo, me llamó la atención cómo Saramago construía un libro de un "realismo" magistral (todo absolutamente creíble, como si hubiera conocido de primera mano la verdad de esa gran ficción literaria llamada Jesucristo), pero que terminaba de una manera extraña, absolutamente increible, tanto o más como los auténticos Evangelios. Y Menéndez Salmón hace una cosa parecida en La ofensa. Por alguna extraña razón acaba la novela corta con un toque casi fantástico, que a mi gusto no ayuda a cerrar bien la obra.
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