En algún lugar he leído que los grandes libros del siglo XIX, además de su calidad literaria, muestran una clara crítica social. Este es el caso de
Las Almas Muertas. Chichikov, es el arquetipo del listillo aprovechado, que pone todo su juicio en enriquecerse aprovechándose del sistema de ayudas, aunque ello suponga estar al límite de la ley o acabar infringiéndola. Lo curioso de su lectura actual es la naturalidad con la que podemos comprender todo lo que pasa. Lo queramos o no, la institucionalización de la corrupción nos hace aceptar cosas que en otro momento serían auténticos escándalos.
En algún lugar he leído que los grandes libros del siglo XIX, además de su calidad literaria, muestran una clara crítica social. Este es el caso de Las Almas Muertas. Chichikov, es el arquetipo del listillo aprovechado, que pone todo su juicio en enriquecerse aprovechándose del sistema de ayudas, aunque ello suponga estar al límite de la ley o acabar infringiéndola. Lo curioso de su lectura actual es la naturalidad con la que podemos comprender todo lo que pasa. Lo queramos o no, la institucionalización de la corrupción nos hace aceptar cosas que en otro momento serían auténticos escándalos. 
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