S. Hessel. Indignaos.

Bueno, pues, qué quiere que le diga ... ¿Que existen buenas razones para indignarse? ¿Que basta con que escojamos una de las muchas que existen y utilizarla para movilizarnos? Justo ahora que está pasando, o ha pasado, ese fenómeno popular que sacude Medio Oriente, al que observamos con distancia, sin saber muy bien qué pensar, este "alegato contra la indiferencia" de Hessel está condenado a caer en saco roto. Y creo yo, que el problema que tiene es que plantea el llegar a la indignación como un resultado de la observación del mundo que nos rodea. La indignación ha de llegar tras una reflexión profunda de uno mismo. ¿Y eso es posible? ¿Podemos indignarnos de nosotros mismos lo suficiente para dejar de ser lo que somos? ¿Para empezar a cambiar el mundo empezando por nosotros mismos?
Puede que a alguien le suene esto a estúpido catolocismo, o moralidad ñoña. ¿Cuántos de nosotros no estamos en contacto con algo realmente indignante que no denunciamos? Y ahora sí que me cubro de cristianismo barato: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella" (Jn 8,7). Lo hago porque este hecho, el que lo corrupto esté al alcance de nuestras manos y que no hagamos nada para evitarlo, hace que el llamamiento a la indignación de S. Hessel no sea más que un grito en el vacío.
Una cosa muy interesante es, sin embargo, conocer la biografía de éste hombre: sin lugar a dudas para mostrarle toda nuestra admiración.

Comentarios

Entradas populares