Lolita: Nabokov.

En Los monederos falsos, de Gide, aprendí, mejor que de Quevedo, que una buena obra puede estar estructurada a lo "best-seller". Es decir, que puede empezar ofreciendo poco y acabar dejando un agradable "sabor de boca". Aunque la nota final de Nabokov a su obra me ha parecido muy interesante, no me refiero a ella en el comentario anterior.
El conocer alguna versión cinematográfica te hace estar cargado de pre-imágenes. Y aunque esto supone en ocasiones un desajuste entre libro y película, es interesante descubrir que en esta ocasión, el autor ha sabido crear esas imágenes tan bien definidas en el texto, que coincide la imaginación con el recuerdo del film.
Aunque en ocasiones no me han interesado los hechos narrados, al final te vas dando cuenta que el texto sugiere diferentes lecturas. Y que Nabokov se desborda en comentarios literarios, sociales, artísticos...

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