Marco Bruto: Quevedo.

Es común decir que escribir ensayos es lo más difícil. Transmitir ideas nuevas o bien conocidas creando y manteniendo el interés sobre ellas no es fácil, salvo que se trate de algún nuevo descubrimiento, o de tener la suerte de que el lector es un apasionado del tema. Quevedo habla de esta obra como su mayor logro: sin duda que consideraba que escribir prosa satírica, de aventuras o, de ficción en general, no era algo tan elevado como la traducción de los clásicos y su comentario.
En esta obra se habla de los tiranos, de cómo Bruto tuvo buenas ideas y consiguió malos resultados y de cómo Marco Antonio, con su mala idea, consiguió buenos resultados. Se habla también de Cicerón y del dilema que supone renunciar a tu obra si anteponen tu vida a ella.
No es una obra para pasar el rato.

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