Pío Baroja: Zalacaín el aventurero

 


Zalacaín se llama Martín. Nacido en Urbía, villa imaginaria. Baroja empieza esta conocida novela con una descripción que asemeja demostración, en la medida de sus posibilidades, de que su opción estética, por decisión propia, no es la descripción. Después, hasta el último capítulo o epílogo, todo es acción.

A lo largo de casi toda la obra lo normal es que te dé la sensación de estar leyendo un libro destinado a la juventud. Sin embargo, cuando la acabas te deja un gusto tan agradable e intenso que, de repente, se convierte en algo superior, en una de esas novelas que crees que todo el mundo tiene que leer.

Además, al centrarse en la tercera guerra carlista, como Paz en la guerra, de Unamuno, que leí hace poco, nos encontramos con el retrato de esas españas que tanto han dado que hablar…

 

Después, dando un rodeo, salieron al paseo de Los Llanos. Una campana de un convento comenzó a tocar.

—Juego, campanas, carlismo, jota. ¡Qué español es esto, mi querido Martín! —dijo el extranjero.

—Pues yo también soy español y todo eso me es muy antipático —contestó Martín.

—Sin embargo, son los caracteres que constituyen la tradición de su país —dijo el extranjero.

—Mi país es el monte —contestó Zalacaín.

 

 

 


Comentarios

Entradas populares